CAPITULO 17 ( Almas Perdidas )

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POV PAULA

Desearía no estar sola en estos momentos. Aunque siempre lo he estado, por alguna razón, hoy no quería estarlo.

Después de pasar varios minutos mirando por la ventana, decidí irme a dormir. Las dudas seguían girando en mi cabeza, pero al final logré conciliar el sueño.

Me desperté muy temprano, sin saber exactamente por qué. Lo primero que hice fue organizar un poco mi habitación. Tenía tiempo de sobra. Al terminar, miré mi teléfono. Mamá me había enviado unos mensajes, pero los ignoré. No estaba de humor para hablar con nadie.

Faltaban unos cuarenta minutos para que las clases comenzaran, así que bajé a la cocina para prepararme el desayuno. Puse una playlist que Poison me había recomendado.

"Boys Don't Cry" de The Cure comenzó a sonar, sumiéndome en la música. Estaba tan distraída que no noté la presencia de Jennie, quien estaba apoyada en el marco de la puerta, con los brazos cruzados.

—Tú y yo tenemos un asunto pendiente, niña estúpida —dijo, con esa frialdad que me helaba la sangre.

—¿A qué te refieres? —pregunté, intentando sonar indiferente, aunque el miedo se instalaba en mi pecho.

—No te hagas la tonta. ¿Acaso crees que olvidé que me golpeaste ayer? —sus palabras eran una amenaza velada.

—Lo siento, me dejé llevar... —murmuré, bajando la vista.

Jennie avanzó hacia mí rápidamente. Nunca me había dado cuenta de lo alta que era hasta ahora. Su sombra cubrió el poco espacio que quedaba entre nosotras. De repente, levantó la mano. Apenas tuve tiempo de reaccionar y llevé mis manos a la cara para protegerme, pero no fue suficiente. Me empujó con tanta fuerza que caí al suelo.

Lo siguiente que sentí fueron sus manos agarrándome del cabello y levantándome de nuevo, haciéndome tambalear. El pánico se apoderó de mí; mi cuerpo no respondía. Pensé que ya no le tenía miedo, pero estaba equivocada.

Me obligó a mirarla, sujetándome la cara con una mano, mientras yo desviaba la mirada, incapaz de sostener su fría mirada.

—¿Ya no eres tan valiente, verdad? —preguntó, su voz goteaba desprecio.

—No... —murmuré apenas audible.

—¿Qué dijiste? —me apretó más fuerte—. No te escuché.

—¡No! —grité, sin poder contener las lágrimas.

—¿Vas a llorar? Apenas empiezo —dijo, soltando una carcajada antes de darme una bofetada.

Después, salió de la cocina sin decir nada más.

Me quedé tirada en el suelo, sintiendo el ardor en mi mejilla. Estaba acostumbrada a sus golpes, pero nunca habían sido tan fuertes. Sentí una mezcla de rabia y tristeza. No podía creer lo patética que me sentía.

Pasaron algunos minutos antes de que pudiera calmarme. Me levanté y, aunque no tenía hambre, decidí desayunar. Era mejor que seguir pensando en lo que acababa de pasar.

Cuando estaba a punto de salir de la casa, una mano me jaló hacia atrás.

—No olvides tu maleta —dijo Jennie, con una sonrisa

Ni siquiera me había dado cuenta de que la había olvidado. Me la pasó y luego acarició mi mejilla suavemente, justo donde me había golpeado.

—Lo siento por lo de hace un momento, me dejé llevar — Con tono de voz suave

Creo que nunca entenderé a esta tipa, ¿será bipolar? pensé

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