PREMONICIONES Y SUCESOS EXTRAÑOS

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Una dulce melodía adornaba el aire, la cual parecía venir de una habitación al final de un pasillo, donde se veía una puerta entre abierta. Esta dejaba escapar una tenue luz que alumbraba las paredes de ladrillos grisáceos del corredor, algunos sitios estaba completamente oscurecidos porque la iluminación no llegaba a todos los lugares del pasaje.

Después se alcanzó a escucha un leve resonar en los suelos de madera, esto era causado por los pasos de una joven Dragona de escamas azules como el agua, la misma hizo alumbrar sus ojos de iris azulada de forma dispareja, conforme entraba a la sala movió el hocico a un lado para denotar a un Dragón; que tocaba con sus patas delanteras, las teclas de una antigua pianola: hecha de roble tallado a mano y teclas de marfil blanco.

—Que canción más dulce, me llena el alma de paz y tranquilidad —señalo la hembra levantando la mirada, viendo los muros de piedra caliza a los lados del piano; el cual se encontraba pegado a la pared, mientras era deslumbrado de forma tenue por los candelabros de pared, estos eran de metal y se encontraban a los laterales del enorme instrumento, sus llamas se movían por el viento, el cual salía de un pequeño balcón con unas puertas de madera, estas se encontraban al fondo de la sala—. Me gustaría poder disfrutarla, pero no la disfruto. Las cosas se ven oscuras....


El Dragón de escamas grises y placas negras como el carbón, dejando de tocar se levantó con delicadeza del banquillo. Le echó un vistazo a las dos camas, que estaba de forma vertical a su izquierda; las cabeceras de las mismas eran de acero forjado, residían pegadas al muro, el cual se encontraba al lado derecho del balcón—. Lo sé, solo pensaba que podía acerté sentir mejor —. Miró con desilusión las placas celestes de la Dragona, mientras dejaba escapar un leve rugido; mostraba un par de colmillos de gama blanca, a la vez apuntaba con la garra índice el colgante que llevaba en el cuello—. No sé, si a pesar de nuestros esfuerzos es demasiado tarde, pero hay que intentar salvar a este mundo.

—Sí, pero lo que veo en mi espejo, es solo muerte y destrucción —. La Dragona estirando la cola para dejar ver la pequeña daga de metal en su punta, se sentó en el suelo para poder tomar el pequeño colgante que llevaba en el cuello. El espejo que tenía como pendiente estaba rodeado de un material dorado, el mismo poseía unas ondulaciones hechas a mano—. Y no me dice, quien provocara el día del juicio, hay que encontrar al aliado de la luz....

—Lo se.... Solo sabemos que hay cosas extrañas pasando en esta isla, cosas oscuras que están matando personas —especuló el Dragón de escamas grises.

—Los espíritus están alocados, estas cosas empezaron a pasar desde que abrió el teatro, pero es muy arriesgado hacer conjeturas o ir, ¡podíamos morir sino encontramos al héroe! —dijo la fiera con una cara preocupada—, eso me pone algo aterrada...


El dragón dando unos pasos hacia la dragona, extendió el cartílago negro por dentro de una de sus alas, para arroparla de forma leve como si fuera un abrazo, levantó la mirada dejando iluminar sus ojos de iris grisáceo—. Los dos hemos pasado por mucho, ¿Qué te parece si lo dejamos por hoy? ¿Solo hasta mañana?

La Dragona inclinó la cabeza a un lado, mientras gruñía de forma calmada por lo cálido que se sentía el ala del Dragón; su hocico fue deslumbrado de forma leve por los candelabros a los lados del piano, mostrando un colmillo de gama blanca con seguridad, respondió—: Vale. Confió en ti ciegamente.

En algún lugar entre los árboles del bosque, había un viejo templo circular con paredes de piedra caliza y techos redondeados, el mismo era iluminado de forma tenue por la luces de la luna, la cual difícilmente se filtraba entre las hojas de los robles. Dentro alguien no podía dormir bien, se escuchaba las hirvientes brazas de un enorme fuego en el centro de una sala circular; estas provenían de una enorme hoguera hecha con troncos: apilados de forma cuadrada, la misma deslumbraba de forma tenue los muros de piedra caliza. Poco a poco se escuchó como un viejo Dragón de escamas rojas como el fuego, movía su larga cola al final de la misma; había cuatro aletas de un tono más oscuro de escarlata.

El regresó del Skylander Spyro: El sombrío teatro de Marionetas 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora