Parte 2

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—¡¿Qué les pasa a los seres de este mundo?! —balbució Spyro en el suelo, doblando las rodillas de forma leve para colocarse en posición fetal, mientras encorvaba las alas para pegarlas del suelo y taparse el costado con una; el mismo sin poder creerlo, solo gemía de espanto—. ¡No podía defenderme! ¡Me quería hacer algo horrible!

—De verdad eres un demonio extraño, pero me recuerdas a los seres de luz, tranquilo no permitiría que algo así pasara —contesto la enorme bestia de pelaje negro y blanco en la parte superior del pecho, además de su entre pierna, doblando las aridillas para verle más de cerca, mientras que inclinaba el hocico, extendiendo una de sus manos; le acaricio la cabeza al espantado dragón púrpura, el mismo solo pego su hocico del suelo ignorándole, mientras que seguía gimiendo herido—. Te pudiste haber defendido, usando tu aliento de fuego, eso derrite al demonio de tinta, debéis ser fuerte como el poder que voz poséis, solo dejando de tener miedo podrás ganarte el respeto de mi linaje.

—No puedo, no soy como tú, yo nunca he vivido experiencias así de salvajes —remarco Spyro con las grimas en los ojos, mientras que miraba de reojo a la enorme criatura que estaba parado delante, manteniéndose en posición fetal, pegando más las piernas y bajando la cola—. Soy débil de mente.

—Ese es tu problema, debéis encontrar el animal salvaje que hay en ti, si lo logras, podrás controlar el poder que poseéis —remarco Ceres con un tono suave, quitando la zarpa de su cabeza, extendió la mano para dejar ver sus afiladas garras blancas: había una en cada uno de sus cinco dedos, estas destellaban ante la luz de los cristales rojizos, estos estaban detrás de ellos y a los lados de la entrada a un pasillo, poniendo una leve sonrisa donde enseño unos colmillos afilados de sus fauces, estos se encontraban en la parte superior de su hocico—. Déjame protegerte hasta que te acostumbres a este sitio, sé que puedes lograrlo.

—No tengo de otra, me gustaría que todos fueran así —aclaro el dragón alzando el hocico un poco para denotar el cuerpo peludo y las patas del demonio con ojos de reptil azules, el mismo se mantenía con la mano estirada; sujetándola de forma leve para moverla como si estuviera haciendo un apretón; pudo sentir el pelo de la misma. Quitándose de la posición en la que estaba al estirar las piernas y las alas en su espalda, dejando de sostener la mano de la bestia, se puso de pie nuevamente afincándose del suelo: notando de forma leve que este estaba hecho de piedras, algunas se encontraban manchadas de forma leve con sangre; la cual estaba seca, rotas o incluso intactas, imaginando que eran por las batallas que habían tenido los demonios de la legión; poniéndose de pie, se giró para ver con seriedad a la criatura que tenía detrás, alzando la cola para mostrarle la daga amarillenta en su punta, esta era retorcida como los cuernos en su cabeza.

—No todos los seres del vacío, son como los que has conocido, algunos pueden ser menos sangrientos y un poco comprensibles, yo soy uno, no me gusta la violencia sin sentido —dijo Ceres con un tono suave y compasivo, mientras que estiraba los cartílagos de sus alas, moviéndolas un poco para dejar ver que eran rojas por dentro, las volvió a doblar—. En mil años de vida, aprendéis muchas cosas.

—Interesante, solo debo acostumbrarme a las extrañas personalidades que hay aquí —. Spyro ocultando el miedo en lo más profundo de su corazón, dejo escapar un suspiro algo más aliviado por estar a salvo de ese tal Radeus, pensando más claramente, pudo notar que era una versión retorcida de su personalidad agonista, poniendo unos ojos algo tristes, acorde pensaba en sus amigos Skylanders y en el viejo hechicero—. Supongo que al final ellos tenían razón, no lo entendía hasta hoy, intentare compensarles si sobrevivo a esto.

—No entendí esas palabras, pero da igual —. La bestia de pelaje negro en todo el cuerpo, hizo ondear su melena grisácea, dejando iluminar sus cuernos del mismo tono de medio lado, girando la mirada para colocarla en una fuente que estaba en el medio de la sala: la misma estaba hecha de piedra antigua, en el medio de esta, se encontraba un pedestal con una enorme criatura montada encima, la misma era la figura de otro demonio, pero esta tenía unos cuernos largos en la cabeza y una melena; las alas en su espalda se encontraban dobladas un poco, también poseía una gema roja en forma triangular en la parte superior de su pecho, a la vez que podía ver como un espeso liquido rojizo brotaba de una de las cuatro rendijas, las cuales se encontraban en las cuatro horizontes del podio; donde yacía montada la esfinge, dando unos pasos para pasar al dragón purpura a un lado—. Este es un lugar muy importante para la legión, es donde nosotros aparecemos si nos matan, se llama fuente de sangre azul.

El regresó del Skylander Spyro: El sombrío teatro de Marionetas 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora