CAPITULO 17: DESPERTARES

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Después de una horrenda pesadilla, Spyro grito enseñando todos los dientes afilados en sus fauces, abriendo los ojos de repente, se inclinó hacia adelante para levantarse de la cama: la cual tenía forma de cesta con un colchón blanquecino. Cuando pudo notar que estaba en su habitación con muros de ladrillos grisáceos, alzando las patas delanteras pudo verse las garras afiladas en estas, también se miró las traseras e incluso la cola, dándose cuenta de que era el mismo dragón de siempre y no un demonio como en el sueño, dejando escapar un suspiro aliviado, denoto de forma leve las almohadas blancas de la cama.


—¿Qué paso...? —argumento una voz algo ronca, a la vez que bostezaba, la misma se encontraba detrás del dragón púrpura, el cual algo nervioso. Pudo denotar de reojo como algo se asomaba por el lado izquierdo de su cuello, inclinándose un poco para mirarlo, distinguiéndole los ojos de reptil color azulado, donde pudo ver parte de la melena grisácea en su cabeza. Este enseño un par de colmillos en la parte de arriba de las fauces al bostezar: los cuales eran de gama blanca, cuando de repente, escuchó como el dragón púrpura gritaba nuevamente del susto, esto hizo que gritase también despertando de golpe, cuando se dio cuenta que el mismo le había asuntado. La bestia humanoide hizo una de sus manos puño, doblando el codo para darle un puñetazo en la espalda a la fiera de escamas púrpuras, provocando que saliera volando por los aires. El mismo aterrizo sentado en el suelo con la cola extendida por completo, ubicándose cerca del escalón de la cama, mientras que la criatura estaba acostada en el espaldar de esta, se enderezó para colocarse de rodillas; sintiendo el sueva colchón con las piernas, dejando escapar un gruñido fiero, mientras que le miraba en el suelo de loza blanca—: ¡Eso es por asustarme! ¡Jamás! ¡Debéis asustar a un demonio! ¡Más cuando estoy echándome una siesta!


—Lo siento Heres, es que tuve una pesadilla, además... —. Spyro olvidando el dolor del golpe, debido a que este no le había herido realmente; se puso de pie, alzando la cola para caminar con sus dos patas traseras, colocándose de brazos cruzados. Miro a la musculosa criatura con pelaje blanco en todo el cuerpo, la cual poseía pelo negro en la parte superior de su pecho y entre pierna, esta se encontraba sobre la cama—. ¿Estabas durmiendo con migo?

—Si. No pude resistirme, tu cuerpo es cálido como el sol —remarco el ente malévolo poniendo una cara de duda, inclinando las orejas un poco, preguntó—: ¿Por qué preguntas eso?


—Tu ve un sueño muy raro, estaba en tu mundo, el Pandemonio —revelo el dragón púrpura de ojos con iris roja, dándose la media vuelta para denotar parte de la sala, viendo que la puerta del cuarto se encontraba en el muro de la izquierda, justo donde estaba antes de quedarse dormido. También la cama con el escalón de cemento donde se encontraba el demonio viéndole de rodillas; residía al lado derecho, a la vez que era iluminado por el enorme astro en el cielo nublado, notando que su luz seguía saliendo de los enormes ventanales: cuya parte superior tenia forma semi-circular, pudo distinguir que el tiempo no había cambiado porque seguía siendo de noche; alzo la ceja, acorde se acercaba al primero, viendo el contorno de metal de los paneles—. No entiendo cómo fue que tuve un sueño así, ¿tú eres el responsable?


—No. Perdón, debido a que mi pasado en el reino del vacío esta borroso, espera... —. Heres al pesar en eso pudo sentir como algunos recuerdos regresaban a su mente, de hecho, estos eran de antes de llegar a Skylands, sin embargo, aún no podía recordar cosas, dejándole preguntas como: "¿porque decidió irse o cual era su trabajo en el Pandemonio?" eso le hacía sentir algo decepcionado, emitiendo un gruñido pasmado, comentó—: No puede ser, creo que estuviste en mi subconsciente, al vivir parte de mis recuerdos como demonio, hiciste que parte de mis recuerdos regresaran, incluso recordé algo de mis habilidades —. Concentrándose acerco la mano izquierda al pelo negro de su pecho, tomando la guarda de hueso blanco de lo que parecía un arma, sacándola de un tirón del mismo, dejo ver que era una daga: la hoja posea gravados en forma de ondulaciones, las cuales brillaron al canalizar sus energías en ella, blandiéndola de forma leve, empezó apuñalando el aire con seguridad para luego acercarla a su mirada, poniendo una leve sonrisa contenta, moviendo la cola ansioso, exclamo—: ¡Tengo un arma blanca! ¡Es una parte de mí! ¡Gracias Spyro! —. Haciendo desaparecer la daga para saltar de la cama, poniéndose de pie se acercó para abrazar con sus fornidos brazos al dragón púrpura, este hizo un gemido a la vez que lo levantaba del suelo por su tamaño, mientras que le movía de lado a lado contento, le alzo para mirarle a los ojos—. No tengo como compensarte, espero que con mi apoyo y abrazos baste.

El regresó del Skylander Spyro: El sombrío teatro de Marionetas 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora