Cap 12-parte 2

14 3 2
                                    

—Esto es raro... ¿Qué pretendéis con esto? —contó la bestia con incertidumbre, a la vez que sentía lo cálido de que era el cuerpo del dragón púrpura, confundido hacia unos gemidos, a la vez que era iluminado por la luces del astro en el cielo, el cual opacaba el cristal de los ventanales del cuarto—. ¿Acaso te enamoraste de mi o qué?

—No... Es un abrazo amistoso, solo pensé que te ayudaría —comento el dragón púrpura manteniendo el abrazo, a la vez que miraba la expresión dudosa de la criatura con ojos de reptil y cabello grisáceo como sus cuernos—. Resolveré lo de tu separación, entonces, podremos conocernos realmente.


—Y-yo... —. Heres se le pintaron las mejillas de rosado, moviendo sus musculosas manos aparto a Spyro de una, mientras que su corazón se aceleraba por el sonrojo, colocando una cara algo enojada y haciendo un rugido suave, grito—: ¡Si volvéis a hacer eso! ¡Te muerdo! ¡Lo juro! —. Enseño todos los dientes afilados de sus fauces, mientras que se daba la media vuelta para poner la mirada sobre el ventanal, debido a que tenía sentimientos que no entendía en su ser—. Lo siento... No sé porque estoy sintiendo esas cosas... Normalmente no me importaría....


—Ese sentimiento se llama vergüenza, lo veo en tu rostro —conto Spyro alzando la mirada para ver que la mejilla izquierda de la Heres, estaba roja; al igual que la otra, el mismo dejo escapar humo de sus fosas nasales, este era rojo como la sangre, el mismo al llegar al techo, desapareció sin dejar rastro—. Solo quería ver qué pasaba.

—Ho... Nunca lo había sentido, haber... —dijo el demonio dándose la media vuelta, extendió las manos para regresarle el abrazo al dragón púrpura, este puso sentir como le acicalaba la parte de abajo del hocico con su helada nariz, lo cual hizo que se incomodara y colocara una sonrisa tonta, poniendo una leve sonrisa colmilluda, continúo:

—No eres el único que puede hacer eso... Jaja... Los seres de luz, son especiales... Más tú.


—¿eso fue un cumplido? —remarcó Spyro algo dudoso, debido a la acaricia de la enorme criatura, a pesar de su olor a bestia, el cual ya no le importaba después de mucho, mientras que miraba a otro lado para intentar dejar atrás sus penas.

—No lo sé... No puedo aceptar nada —contó Heres con un tono de misterio, a la vez que alzaba el cuerpo del joven dragón púrpura, mientras que seguía con el mimo, pegando el hocico del lado izquierdo de su cabeza—. Pero los amigos se cuentan todo.... ¿no?

—Si... —mencionó Spyro aún más incómodo, debido a que podía sentir las respiraciones y el pelaje negro en el pecho de la criatura oscura, la cual había colocado una leve sonrisa, donde enseñaba algunos colmillos afilados superiores—. ¿Por qué preguntas?


—Porque quiero mostraste mi pasado —dijo Heres bajando con suavidad a la pequeña fiera, colocándola en el suelo de lozas blancas: hechas de cemento, mientras que semi-doblaba sus alas de dragón, bostezaba de cansancio enseñando los dientes—. Sabes... Me gusta pasar algo de tiempo contigo, disculpa por el hedor a muerto que te deje al abrazarte...

—No pasa nada, ¿pero qué quieres decir con eso? —aclaro Spyro tragando saliva de los nervios, a la vez que el cuerpo del ente empezaba a volverse trasparente, el mismo puso una leve sonrisa, a la vez que se desvanecía del cuarto, esto hizo que hiciera un gruñido enojado—. Gracias por responder, bueno... Vamos a dormir...


De esa forma el dragón púrpura dio unos pasos hasta la cama que se encontraba en el muro de la derecha y al lado izquierdo de los ventanales, viendo el metal celeste y el reborde dorado que tenía, subiendo por el pequeño escalón y entrando en la cesta. Pudo sentir lo suave que era el colchón blanquecino, acostándose con las patas delantera y traseras mirando hacia adelante, se preguntaba a qué se refería el demonio al decir eso; colocándose de costado para acomodarse, se puso una de las almeadas blanquecinas al lado izquierdo de la cabeza, echándole un vistazo al candelabro que lo iluminaba de manera leve, cuando poco a poco el sueño empezó a llegar, hasta que se quedó profundamente dormido.

El regresó del Skylander Spyro: El sombrío teatro de Marionetas 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora