"Peces"

199 22 27
                                    


Advertencias: Este fic contiene descripciones explícitas de tortura, ideaciones suicidas, depresión, entre otros temas. Si eres sensible a algunos de estos, por favor, abstente de leer esta historia.

Buenas noches mis preciosas criaturas, cómo dije en el capítulo pasado, aquí les tengo la actualización continúa. De verdad, muchas gracias por leer esta historia.

Por si no lo sabían, sólo faltan tres capítulos para que este fic termine, así que espérenlo con ansias.

Perdonen todos mis errores!

Disfruten de su lectura

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

"El pez dorado es originario de China, su naturaleza carnívora provoca que se alimente de otros peces, sin embargo y a pesar de esto, los peces dorados son los preferidos de los niños, que ingenuamente miran maravillados a unos asesinos muy crueles" —Cerró el cuaderno donde redactaba cada letra, dirigió su mirada a la gran pecera que tenía frente a él, debía alimentar a sus "bebés" como le gustaba llamarlos, realmente le parecían animales horribles, tan horribles como él.

El detective Ozaki no pudo evitar sorprenderse al leer el informe que el psicólogo le había entregado, donde se afirmaba por el propio Makoto que, el que hizo pasar a los asesinos fue él; con esto se podía llegar a las siguientes teorías, una era que el chico de hebras olivas conocía a las dos personas y realmente fuese cómplice de estos criminales y su trauma que le impedía recordar la masacre de su familia era toda una farsa, aunque hubiera la posibilidad de que esta teoría fuera cierta, el detective la descartó inmediatamente por una simple razón; el dolor de aquel muchacho no era fingido, lo comprobó cuando fue al funeral, el adolescente estaba más que destrozado, su llanto desgarrador era tan majestuosamente angustiante, que hasta él sentía su cuerpo temblar por la conmoción, ese dolor de pérdida, era genuino; no había forma alguna de que pudiera ser cómplice de algo así. La segunda teoría totalmente descartada, fue que los asesinos llamaron a la puerta, Makoto les abrió y seguramente amenazado por un arma, dejó pasar a los asesinos, pero había algo que no concordaba esta teoría, y era el sentido de alerta; por instinto propio del ser humano y en especial por el instinto protector de Makoto, este hubiera alertado de la entrada de los criminales, además en el análisis que le hicieron a toda la casa, ninguna puerta fue forzada, de pronto, iluminado por el análisis de la casa, recordó que debían estar las huellas dactilares, se levantó y buscó entre los diferentes informes, en el que se analizaban las huellas encontradas, había estado tan ocupado que había olvidado algo tan esencial como aquella evidencia; en el suceso del crimen se encontraron regadas por todos lados las huellas correspondientes a la familia Tachibana como efectivamente las de Makoto que también se encontraban en la perilla de la puerta, vio más hojas, donde sólo mostraban fotografías de los lugares donde encontraron las huellas de la familia, en ninguna parte, se encontraron las huellas de los dos asesinos, ¿Cómo era eso posible? Miró al lugar dónde tenían encerrado al hombre quien fue uno de los que mató a aquellas personas, ¿Cómo pudo no dejar rastro alguno? Ciertamente él no fue directamente al lugar del suceso, recibió el caso cuando el hombre ya lo habían arrestado y llevado a la estación, se estiró en la silla de su escritorio y comenzó a tamborilear los dedos en la mesa, había algo que estaba pasando por alto, estaba frente a él, lo sentía, pero no lograba saber qué. Miró a su alrededor, pensando, observando, se quedó mirando fijamente a uno de los policías que acababa de llegar de su ronda, entonces se dio cuenta, de lo simple de aquello que le costó darse cuenta; guantes, esa debía ser la explicación, habían usado guantes.

—¿Quiénes arrestaron a Kaminaga? —Preguntó a los presentes, el único policía de mayor edad levantó su mano.

—Yo lo arresté, fuimos dos patrullas las que acudieron al lugar.

Dolor de PérdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora