"Pesadilla"

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Advertencias: Este fic contiene descripciones explícitas de tortura, ideaciones suicidas, depresión, entre otros temas. Si eres sensible a algunos de estos, por favor, abstente de leer esta historia.

¡Buenas noches preciosas criaturas! Agradezco mucho los votos, vistas y demases! Gracias por leer mi historia <3 

Perdonen todos mis errores! 

Disfruten de su lectura!

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Haruka miró a la oscuridad, no había nada, ni siquiera el rastro de un alma, simplemente la penumbra acompañada por el silencio nocturno.

—Está bien Makoto, no hay nadie ahí —Tranquilizó al menor, pero ni siquiera las amables palabras conseguían detener el temblar del muchacho.

—Nos está mirando, Haru... Entra a la casa —Lo voz quebrada evidenciaba el terror que Makoto estaba sintiendo en ese momento.

—Tranquilo, deja terminar de alimentar a los gatos —Fijó su atención a los felinos que maullaban hambrientos.

— ¡Por favor! —Gritó el adolescente de hebras oliva, no pudiendo aguantar más su angustia— ¡Por favor, entra! —Lágrimas empezaron a asomarse en sus orbes esmeraldas debido a la fobia que estaba creciendo en su interior— ¡Él te va a matar!

—Makoto... —Haruka dejó lo que estaba haciendo y se acercó a su mejor amigo, éste en cuanto vio que estaba a su lado, lo abrazó férreamente. Se sorprendió un poco por el repentino contacto físico, pero no hizo nada para detenerlo, es más, rodeó con sus brazos la amplia y temblante espalda del chico, dando ligeras caricias para calmarlo— Nadie está ahí afuera —Susurró, sin saber mucho más qué decir.

Lo que los hermosos y arruinados bosques de Makoto veían, era la oscura silueta de un hombre alto, parado entremedio de la penumbra, no tenía rostro pero sabía que los estaba mirando y sonriendo de forma sádica, como aquel animal que había destrozado a su familia. Las palabras de Haruka no lograban ayudar, no podía quitar de su mente esa imagen que lo perturbaba a cada segundo vital. Haruka simplemente esperó todo el tiempo requerido para que el menor dejara de temblar, al menos no estaba hiperventilando, no quería volver a verlo así, no iba a admitirlo pero sintió demasiado miedo; aquel sentimiento que lo inundó al pensar que perdería a su mejor amigo era asquerosamente doloroso y a la vez perturbador.

La luna oculta detrás de las nubes negras, era el paisaje perfecto para los monstruos, que sedientos de miedo salían de sus confines para acechar y aterrorizar a sus víctimas; nunca había una específica, atacaban a cualquiera sin importar lo valiente que ésta era, pues el terror era algo a que todo ser humano es vulnerable. Makoto siempre odió esa sensación, el miedo era uno de sus más fidedigno enemigos, acosándolo desde pequeño, torturándolo sin piedad cada vez que veía la ocasión perfecta; incluso ahora, cuando el dolor debía ser lo más importante en su estado de duelo, el terror lo estaba dominando por completo, esperando en vigía para poder arremeter contra él sin ninguna piedad. Por esto trataba de aferrarse al cuerpo que tenía entre sus brazos, no quería estar solo, necesitaba sentir el calor, aunque éste viniera de una frialdad como era la de Haruka; si hacía una introspección, nunca hubo un contacto tan íntimo como este, su relación jamás ha sido física, y estar tan cerca de su mejor amigo le entregaba una sensación extraña, pero eso era mejor a no sentir nada.

—Ven... Vamos a dormir —La suave pero desabrida voz del pelinegro lo sacaron de su trance mental. No quería separarse, pero al parecer a Haruka le molestaba el contacto, cosa que lo hizo sentirse terriblemente mal. Se dio cuenta de que ya no temblaba, a pesar de que el miedo persistía en su interior; dirigió sus orbes esmeraldas hacia la oscuridad del exterior, nada... sólo el hosco color negro que lo acongojaba— Makoto... —Dijo un poco más fuerte, no molesto, pero impaciente.

Dolor de PérdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora