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La luna brillaba en lo alto del cielo. Estrellas parpadeaban, soplidos de viento fresco calaban en el cuerpo.

El columpio se agitaba, los pies envueltos en gastadas zapatillas se impulsaban hacia adelante y atrás con lentitud provocando que las cadenas chirriaran, ese agudo sonido era lo único que podía oirse en ese solitario parque a penas alumbrado por los faroles de la calle.

Mientras miraba hacia el manto de estrellas, con su cabello moviéndose en la dirección que el viento deseaba y la venda mal amarrada en su cabeza deshaciéndose, un peso se instaló en la parte trasera de su cabeza, una sensación metálica, un sonido peligroso chasqueó en sus oídos.

Manjiro levantó las manos.

- Que forma tan peculiar de decir "hola" - el hombre con tatuaje de dragón giró su rostro, sonriendo de lado en cuanto la expresión fría del detective mientras apuntaba su arma directo a su cabeza le recibió - Solo para que sepas vine desarmado, no tengo ni una aguja en mis manos.

- No confio en ti - respondió sin titubear - ¿quién me asegura que no me matarás?

- Te doy mi palabra.

- Tu palabra no vale nada.

El comandante de ToMan sonrió y se levantó del columpio, dio unos cuantos pasos alejándose del chico con las manos en los bolsillos de su pantalón - ¿Demasiado arisco con la persona que quiere ayudarte, eh?

Tachibana dejó de apuntar su arma pero no la guardo, quitó el seguro y la mantuvo aprisionada en su mano a espera de usarse.

- Según tú... ¿cómo piensas ayudarme?

Tachibana no tuvo que imaginar demasiado cuando la expresión del mayor borró todo rastro de burla hacia él. Quedo un cascarón vacío, una lamentable fachada fabricada para ocasiones como estas..

Después de todo, estaba tratando con un maldito asesino.

- Te entregaré la cabeza de Kisaki - Declaró, con tanta naturalidad que el detective se sintió incómodo - O si quieres vengarte por tu propia mano puedo...

La voz de Naoto interrumpió en ese momento.

- No te confundas, Sano Manjiro. No soy un asesino como tú- contestó - Si voy a vengarme lo haré por el método correcto. El bastardo irá a prisión por sus crímenes.

Mikey hizo una mueca con la fina línea de sus labios apretados, inconforme, desaprobando totalmente sus palabras. Al final, resoplo con cansancio apartando su mirada.

- No quiero criticar tus principios ni nada. Sé que eres un policía íntegro pero tenemos que ser realistas - explicó - Kisaki no es un simple delincuente que puedes encerrar en una celda y se mantendrá ahí solo porque le levantaste una denuncia.

- El bastardo se hizo pasar por muerto. Eso lo hundirá definitivamente.

- ¿Y como piensas que logró que lo declararan legalmente muerto? La policía no es tan justa como piensas - Naoto apretó sus labios en una fina línea - Un ejemplo es tu jefe de estación y algunos otros compañeros tuyos, Ellos son los que han quitado muchas de las ubicaciones de nuestras bodegas de drogas y armas de las listas de patrullaje para que no nos atrapen. Permiten el libre comercio de drogas en las calles, el funcionamiento de nuestros prostíbulos y restaurantes sin inspeccionar nada. ¿por qué crees que nunca hemos sido arrestados?

Tachibana comprendió, su mano golpeó su frente con impaciencia.

- Los tienen todos comprados, ¡maldición! -

El mayor asintió sin ganas.

- Si esperas a que la ley haga algo tu oportunidad de vengarte se escapara y terminaras como Hina- chan - Aquello hizo que Naoto reaccionara apretando los labios con furia - Kisaki no te dejara vivir por intentar hundirlo.

Un terrible futuro || Mikey x Takemichi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora