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Hace doce años exactos todo su mundo se fue en picada.

su familia, su pandilla, su vida.

Todo lo que una vez le importó se destrozó cuando declaró que la Tokyo Manji iba a pelear contra Tenjiku.

Tal vez si no hubiera sido tan arrogante en aquel momento hubiera podido darse cuenta de que no estaban tratando con personas justas.

Tuvo que abrir los ojos cuando sintió el cuerpo frío de su hermana en su espalda, cuando escuchó los sollozos de Takemichi desde atrás, cuando Draken lo golpeó por no proteger a Emma, cuando le llegó la noticia de Mitsuya y Smiley en el hospital.

Perdió mucho esa noche, quedó vacío en esa sala de hospital, sin lágrimas, con toda la oscuridad apoderándose de la poca cordura que le quedaba y aun así, hubo una persona que no se rindió e intentó defender lo último que le faltaba por perder.

Takemichi peleó, comandó a cincuenta hombres a pelear contra cuatrocientos, intentó aguantar contra Kakucho y los demás miembros de la generación S- 62 con la esperanza de que su capitán llegara a apoyarlos. Deseando que Tenjiku jamás se apoderara de Toman.

Pero él nunca llegó. Estaba demasiado sumido en el dolor para pelear.

Manjiro Sano no era invencible.

años después estaba aquí de nuevo, en el escenario de su derrota. En medio de la noche, solo, con su oscuridad y sus culpas en su espalda.
Si realmente era Takemichi quien le había citado aquí ¿que le diría?
¿con que derecho puede mirarlo a los ojos y decirle que se quede?

Sintiendo a la brisa nocturna alborotarle el cabello y acariciarle el rostro el sonido de un motor se escuchó, rápidamente sacó su arma poniéndose en guardia ante la persona que manejaba a una tremenda velocidad hasta él.

La moto entró en su campo de visión y sus ojos se abrieron desconcertados.

Solo había una persona en el mundo que tenía la misma moto que él.

Su gemela, la motocicleta que hizo junto a Draken para una persona especial.

Su corazón se estremeció dentro de su pecho.

- Takemichi... -

En ese momento el conductor paró, la moto se detuvo y el hombre montado bajó una pierna y se quitó el casco.
La suave y esponjosa cabellera oscura se balanceo, los orbes azules se abrieron y se enfocaron en él, mirando detenidamente a Manjiro sin apartarlo.

- Mikey... - llamó su voz. El nombrado se puso rígido, demasiado tenso y temeroso de este encuentro.

La postura de Takemichi era inestable, la expresión en su rostro estaba contaminado con distintas emociones revueltas, sus labios se entreabrían dudosos de que decir, podía ver toda su incomodidad.

Habían tantos problemas en medio de ellos.

Ninguno sabía como acercarse sin lastimarse ahora.

- M-me alegra que estes bien - le dijo, sus ojos se veían vidriosos - Lo lamento...

Una sonrisa dolorosa cruzó su rostro cuando se dio cuenta a donde iba dirigida la atención del menor.

- No hay nada que perdonar, Takemichi - susurró, apretando sus manos - Yo...

- Mikey- kun - llamó. Takemichi curvo un costado de sus labios hacia arriba en un intento de sonrisa rota caminando hacia adelante en el desolado lugar - ¿Me puedes enseñar a disparar?

El rostro de Manjiro no mostró sorpresa.

- ¿Estás seguro de que podrás hacerlo?

Por un momento hubo un leve destello de duda que fue absorbido por la fuerza de una abrumadora resolución de matar.

Un terrible futuro || Mikey x Takemichi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora