XII

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Felix abrió sus ojos lentamente, encontrándose con oscuridad pura. Su cabeza dolía horriblemente, al igual que su espalda y manos por la fuerte caída que sufrió hace...no podría decir con exactitud cuánto tiempo. Al respirar, sus costillas dolían, y ni hablar de cuando intentaba moverse un poco.

Las voces que antes le buscaban a gritos, ya no se oían. Estaba solo y no sabía si eso era bueno o malo, porque no tenía idea de cómo iba a salir de allí.

Las ganas de llorar lo invadieron, y esta vez no trató de reprimir el llanto. Dejó que sus lágrimas salieran libres, al igual que sus sollozos ahogados.

Cualquier persona que se encontrase en la misma situación que él en ese momento pensaría cosas como: "debí obedecer a mis padres", "debí quedarme en casa", "ellos me querían proteger y yo fui un malagradecido" y cosas por el estilo, pero algo así no cruzó por su mente en ningún minuto. Él solo podía pensar en estar con Hyunjin. En pasear con Hyunjin, en escapar con él, en irse en una aventura con él. Pensó que quizás debió esperar un poco más por la respuesta del mayor, quizás fue muy insistente. Ahora Hyunjin no debía tener una idea de que él estaba allí sintiendo que moriría en cualquier momento, pensaba. Lo extrañaba horriblemente. A medida que las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas, deseaba con todas sus fuerzas estar en los brazos de Hyunjin, sentir la calidez de su cuerpo, que acariciara su cabello, su rostro...

Hyunjin le gustaba mucho. Al principio no lo sabía con certeza, no hasta que Seungmin se lo explicó. Claro que le gustaba Hyunjin. Cuando se escribían cartas se sentía igual que las protagonistas de las novelas románticas que tanto le gustaba leer. Ese revoltijo de emociones en el estómago, los suspiros que se escapaban de sus labios inconscientemente al pensar en él y los escenarios imaginarios que se inventaba cuando estaba recostado en el césped mirando el cielo. Según todas esas historias, así se sentía el amor. Según algunos autores que solía leer, el amor te hace cambiar, te vuelve vulnerable, ser capaz de amar te hace brillar, el amor llega a tu vida cuando menos los esperas, sin previo aviso y desordena todo, pero nada de eso parece molestarte, te mantienes como un espectador, sumiso a todo lo que el amor causa en tu vida. Amas sin fronteras a quien te hace bien. Amar y ser amado era un privilegio. Claro que amaba a Hyunjin. ¿Pero Hyunjin lo amaba a él? No quería saberlo en realidad porque temía que ese amor tan lindo e inocente que sentía, se volviera el infierno mismo.

Unos pasos haciendo eco en el lugar lo sacaron de sus pensamientos y se puso alerta de inmediato. Trató de esconderse más tras las rocas al ver la luz de un par de antorchas iluminar el lugar. Hasta que escuchó esa voz tan familiar. Entonces se asomó como pudo y lo vio. Vio a su príncipe amado acompañado de Seungmin y de otro chico que en realidad no reconocía, pero podía hacerse una idea de sobre quién se trataba.

Sus ojos se llenaron de lágrimas otra vez, y entonces se levantó y corrió como pudo hacia donde estaban los otros, gritando hacia sus adentros, tratando de hacerse oír y tropezando a cada paso. Y logró su cometido, los otros tres se acercaron corriendo a él cuando lo vieron arrastrándose, no muy seguros de quién era. Hasta que lograron reconocerlo. Sus corazones se apretaron y sus ojos picaron.

—¡Felix! –exclamó Hyunjin sintiendo que su alma dejaba su cuerpo ante esa imagen, tirando la antorcha y corriendo hacia Felix para luego arrodillarse junto a él y sostenerlo entre sus brazos. Desató las manos del menor, dejando al descubierto las marcas de tonos morados y rojizos que provocó el fuerte amarre en sus muñecas. Quitó el sucio trapo de su boca y de inmediato comenzaron a correr hilos de sangre por sus labios, dejando ver al mismo tiempo el color amarillo que adoptaron sus dientes gracias a ese líquido de sabor metálico que había tenido que soportar por tanto tiempo, lo cual preocupó aún más a Hyunjin. Felix sollozaba sin control y apretaba cada vez más el abrazo que ambos mantenían, como si Hyunjin fuera un producto de su imaginación que se desvanecería en cualquier momento si lo soltaba.

hasta que la muerte nos separe || hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora