Habían llegado al castillo. Felix no quería estar allí. Se sentía derrotado porque su plan de escape había salido de la peor forma posible. ¿Por qué a él? Si tan solo quería ser libre y correr lejos de las garras de esos monstruos que se hacían llamar sus padres. Hubiera preferido que nunca lo encontraran, prefería morir antes que seguir encerrado allí viviendo el mismísimo infierno.
Cuando vio a Hyunjin dentro de esa cueva, buscándolo, se sintió feliz como nunca antes lo había estado. Lo primero que cruzó su mente fue que se irían lejos de allí al instante y muy lejos para que nadie los encontrara jamás, pero todo se desmoronó al ver a su padre esperándolo al otro lado de las rocas. Podía perdonarle a ese horrible hombre todo lo que le hiciera a él, pero nunca le perdonaría que haya herido a su mejor amigo sin piedad. Seungmin no tenía la culpa de nada, claro que no tenía idea de lo que había planeado Felix porque no se lo dijo. Tampoco se perdonaría a sí mismo, porque todo eso era su culpa.
Al llegar a la entrada, pudo escuchar los gritos de su madre llamándolo, pero mantuvo sus ojos cerrados, pretendiendo que estaba inconsciente. No quería cruzar palabra con nadie de su rota familia, solo lograría enojarse y entristecerse aún más.
Supo que llegaron a su alcoba cuando su padre dejó su cuerpo sobre la cama delicadamente. Cuando se alejaron un poco de él, abrió con mucho cuidado uno de sus ojos, logrando ver un poco de su alrededor. Había tres personas con él ahora. Su mamá, su papá y un hechicero que había visto muchas veces, pero aún así no lo reconocía.
Y justo cuando las miradas volvían a ponerse sobre él, cerró sus ojos, prestando más atención a lo que los adultos murmuraban.
—Asegúrate de borrar su memoria –escuchó decir a su padre, su voz sonaba tanto furiosa como angustiada, pero claro que esa angustia no era por su hijo sino que por sí mismo —. Que no recuerde nada de los dos últimos meses. –reprimió las ganas de levantarse y gritarle a su padre miles de cosas. Después de que el hechicero aceptó sin dudarlo, los otros dos salieron de la habitación, dejándolos solos. Y entonces Felix abrió sus ojos, plantándolos sobre los del mago.
—Príncipe Felix, ha despertado –habló el mayor sorprendido, pero tratando de disimular —. ¿Cómo se siente? Necesito que se recueste un momento para curar sus... –Felix no iba a comprarle esa mentira.
—No lo hagas –habló sin dudarlo un poco —. Por favor, no quiero olvidarlo todo –su vista se volvió nublada por las lágrimas que se acumularon. No podía olvidar a Hyunjin ni lo poco que había vivido con él, ese chico se había vuelto su luz y felicidad en medio de toda esa tortura, no podía olvidar a su motivo para seguir viviendo.
—Lo siento, su alteza, son órdenes del rey –el mago iba a acercarse aún más, pero Felix saltó de la cama y se alejó, negando repetidas veces, las lágrimas bajando por sus mejillas.
—¿No es primera vez que lo haces, verdad? ¿Cuántas veces te han pedido que borres mi memoria? ¿Por qué lo hacen? ¿Por qué jamás recuerdo nada? ¿Por qué no recuerdo nada de mi infancia? –Doying, el hechicero, comenzaba a sentir algo de lástima por el chico, pero sabía que órdenes eran órdenes, las cuales debían ser acatadas sin cuestionar nada. Sí, le parecía sumamente injusto, él había sido el responsable de que Felix perdiera la mayor parte de sus recuerdos, él era cómplice de esos monstruos que no dejaban al joven príncipe llevar una vida normal, pero no quería salir perjudicado él mismo por no obedecer a las órdenes del rey. Aunque ver a aquel chico con sus ojos y nariz enrojecidos por el llanto que no se detenía, estaba haciendo que se planteara el cambiar de parecer. Felix se veía vulnerable, últimamente esa era la única faceta que le mostraba al mundo, vulnerabilidad en su máxima expresión. Ya no le importaba en lo absoluto que lo vieran llorar y suplicar por piedad. Se sentía, y estaba, destruido, por dentro, por fuera y emocionalmente. Y la única persona que lo hacía sentir enmendado y perfecto era Hyunjin, lo necesitaba a su lado en ese momento. En todo momento. Y como si lo hubiera llamado con la mente, escuchó el fuerte canto de Riafeu fuera de su balcón. Se dirigió allí a paso apresurado y tomó el pergamino que el ave traía consigo. En ese descuido, Doying se acercó a él y posó una mano sobre su cabeza. Luego todo se volvió oscuridad para Felix.
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hasta que la muerte nos separe || hyunlix
FanfictionFelix y Hyunjin, dos jóvenes príncipes que se enamoran profundamente y desean vivir felices por siempre, pero el mundo está en su contra y ellos parecen ser muy débiles e inexpertos para enfrentarlo. ⁘༻°. ⊰❦⊱ .°༺⁘ ✤ 1500-2000 palabras por capítulo ✤...