XVI

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Doying ayudaba todos los días a Felix para que pudiera ir donde su amado y así ver también a su mejor amigo. El hechicero planeaba todo muy bien para que a nadie le surgieran sospechas del paradero de Felix cuando sus padres no lo veían en mucho tiempo. Hasta entonces todo iba de maravilla.

La segunda vez que Felix llegó a Hudryt, con los primeros que se encontró fueron Chan y Seungmin. Apenas los vio, fue corriendo hasta ellos, lanzándose a los brazos de Chan, pues él también había formado parte de su vida desde pequeños junto a Hyunjin y no podía recordarlo, así que ese abrazo fue como una disculpa y un agradecimiento por ser su amigo.

—Channie hyung, ahora puedo recordarlo todo –comentó, ambos chicos con una gran sonrisa adornando su rostro —. Lo siento mucho, nunca quise olvidarme de ustedes, lo siento en serio... –el mayor negó rápidamente, restándole importancia y apretó más el abrazo, quedándose así por un par de minutos más.

Posteriormente Felix se giró hacia Seungmin y lo abrazó también, soltando las lágrimas que se habían acumulado hace un rato. En medio del abrazo que mantenía con su mejor amigo, recordó las palabras de la madre de este y sonrió en grande separándose del abrazo.

—Seungminnie –comenzó a hablar Felix muy sonriente, con la mirada atenta de Seungmin sobre él —. Ayer estuve con tía Yubin y me pidió que te dijera algo...

—¿Ella está bien? ¿Le pasó algo? No le hicieron nada ¿verdad? Dile que no se preocupe por mí –se apresuró a preguntar Seungmin apenas escuchó el nombre de su madre.

—Ella está bien, Min –le aseguró Felix tomando las manos ajenas entre las suyas —. Ella quiere que sepas algo –Seungmin asintió, muy atento a lo que su amigo tenía que decirle —. Que jamás te rechazaría ni repudiaría porque te gusten los chicos, ella está feliz de que estés enamorado.

Seungmin se derrumbó allí mismo. Cayó de rodillas al piso y comenzó a llorar de la felicidad y el alivio que sintió en su interior ante las palabras de su madre que le dijo Felix. Este se agachó primero para darle un gran abrazo y luego dejó que Chan lo hiciera, después de todo él era el chico por el que sentía tanto miedo de estar enamorado al pensar que su madre no le querría más si se enteraba.

[...]

Pasadas un par de semanas, Felix llegó a Hudryt más emocionado de lo normal, pues Hyunjin le había dicho el día antes que tenía una sorpresa para él. Caminó directo al pozo de los deseos, porque habían acordado que ese sería su punto de encuentro siempre, y se encontró a Hyunjin sentado en el borde de este. Cuando el mayor notó su presencia, corrió hacia él y lo tomó en sus brazos, levantándolo del piso y girando, sacándole risitas a Felix. Cuando Hyunjin lo bajó por fin, tomó una de sus mejillas con una mano y besó su frente.

—¿Estás listo? –preguntó el mayor y Felix le miró sonriendo confundido, tratando así de convencer a Hyunjin para que le dijera cuál era esa sorpresa que le daría.

—¿Listo para qué? –Hyunjin no respondió, solo tomó la mano de Felix y una canasta que estaba en el piso –la cual no había notado–, y comenzó a correr fuera del castillo. El menor no sabía donde se dirigían, pero si era Hyunjin quien lo estaba guiando, no se resistiría. La risa de Felix mientras corrían por el bosque era música para los oídos del mayor, quería escuchar esa hermosa melodía por siempre.

De pronto Hyunjin dejó de correr y se volteó a Felix, tendiéndole la canasta.

—Debo tapar tus ojos ahora –dijo, y rodeó a Felix para poner ambas manos cubriendo sus ojos con cuidado. Felix jugaba con la canasta nervioso mientras se dejaba guiar por Hyunjin —. Debes saltar a la cuenta de tres –avisó el mayor, y Felix esperó a que contara para hacer lo que le dijo.

hasta que la muerte nos separe || hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora