XIV

556 49 14
                                    

Felix corría muy sonriente por los pasillos de aquel castillo para poder llegar al patio trasero lo más pronto posible. De vez en cuando echaba vistazos hacia sus espaldas, para asegurarse de que su padre no lo seguía. Antes le habían dicho que no se moviera de allí porque necesitaban de su ayuda. ¿En qué? no tenía idea, pero de seguro era algo para nada interesante y emocionante como lo era recorrer ese nuevo lugar.

Cuando finalmente llegó al exterior, sus ojitos se abrieron de sobremanera y el brillo que adornó estos parecía incluso más fuerte que el sol de aquella mañana. Siguió corriendo, pero esta vez un poco más calmado y lento, hasta que llegó a un pozo de los deseos, igual a los que veía en los cuentos. Moría por pedir un deseo, pero no tenía una moneda con él, lo cual provocó que un puchero adorable adorne sus labios.

De inmediato olvidó el pozo, admirando todo su alrededor, era muy distinto al castillo en que vivía él, ese jardín parecía mucho más grande, incluso parecía tener más flores, árboles, arbustos y demás objetos llamativos. Iba caminando tan ensimismado con lo que sus ojos veían, que no notó unas piernas en su camino, por lo que terminó enredándose con estas y cayendo al césped.

—¡Felix! Lo s-siento, yo... –escuchó una voz que en realidad no pudo reconocer llamar su nombre, y dirigió la mirada en dirección a donde provino la voz, encontrándose con dos chicos, uno de ellos tapaba su boca, y el otro le miraba a él y a su amigo como si hubieran visto un fantasma.

—Lo siento, ¿estás bien? –habló luego el chico que antes tapaba su boca. Felix asintió con una pequeña sonrisa y les saludó a ambos, sentándose con ellos con mucha confianza.

—¿Cómo sabías mi nombre? –le preguntó curioso, recordando que antes le había llamado. Los chicos se miraron entre sí. Parecía que ninguno iba a responder así que Felix volvió a hablar —. Yo no sé los suyos ¿Cómo se llaman?

—Hyunjin –respondió el chico que tenía un lindo lunar bajo su ojo.

—Chan –dijo el chico que le acompañaba con una amigable sonrisa.

De pronto escuchó un grito de su padre llamando a su nombre, y de inmediato se puso alerta.

—¿Me pueden ayudar a esconderme de mi padre? –en su mirada no había más que súplica. Hyunjin le señaló un arbusto y de inmediato se escondió tras este. Él y Chan actuaron como si nada pasaba, siguiendo con lo que hacían antes de que llegara Felix. Taemin finalmenté se aproximó a ellos cuando los vio y les preguntó por su hijo, a lo que ambos negaron sin dudarlo, viéndose para nada sospechosos. Cuando el adulto estuvo fuera de su vista le hicieron una señal a Felix para que saliera, y así lo hizo. Sabía que iba a meterse en problemas, pero en realidad no le importaba.

Repentinamente se encontró a sí mismo frente al pozo de los deseos junto a Hyunjin. Chan ya no estaba con ellos. Hyunjin había estado hablando por un rato, pero Felix solo pudo captar las últimas palabras que salieron de su boca.

—Ten, sé lo mucho que quieres pedir un deseo –y le tendió una de las dos monedas que se había robado antes del buró de su padre, cuando supo que Felix iría al castillo.

El menor se sorprendió al ver que Hyunjin sabía sobre sus ganas de pedir un deseo allí, pero lo dejó pasar y agradeciéndole con una sonrisa, tomó la moneda entre sus manos, cerró sus ojos y comenzó a pedir su deseo en silencio.

Deseo que Hyunjin y yo estemos juntos el resto de nuestras vidas. Hasta que la muerte nos separe. O incluso más allá de la muerte.

Y con sus ojos llenos de ilusión dejó caer la moneda, escuchando el eco que causó esta al impactarse con el agua al fondo.

hasta que la muerte nos separe || hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora