XVII

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Había ocurrido lo que Hyunjin temía: que Felix descubriera la verdad de una forma tan repentina y poco delicada.

Esa noche Felix no volvió a casa, se quedó con Hyunjin. Ambos acostados en la cama del mayor no decían muchas cosas, pues uno de ellos se encontraba demasiado sumergido en toda clase de pensamientos y el otro creía que quizás no era el momento de decir algo.

Felix odiaba más que nunca de donde venía, a sus padres, a su familia. Pero no quería odiar. Porque odiar significaba ser como su padre y él jamás sería así, una persona tan arrogante y mala. No quería volver a verle el rostro a esas personas que se hacían llamar su familia nunca más en la vida, pero en el fondo sabía que tarde o temprano el momento de hacerlo iba a llegar. Y podía presentir que no iba a ser de una forma para nada agradable.

En su cabeza no paraba de dar vueltas la imagen de los dos guardias que había matado sin siquiera saber cómo. Sus manos jamás los tocaron, pero lució como si lo hubieran hecho. Levantando a ambos en el aire a una distancia y quitándoles el aliento de a poco. Esa situación le había traído un recuerdo poco claro. Dicho recuerdo había aparecido en sus sueños como todos los demás, pero apenas podía divisar y entender este. Por más que intentó hacer que todo se viera más nítido, no lo consiguió. Pero dedujo que aquello que logró ver, era él hace unos años y alguien desplomándose justo en frente suyo.

Recordar eso envió escalofríos por todo su cuerpo, pues conectó lo que había pasado hace unas horas con su sueño y todo tuvo un poco más de sentido. ¿Acaso él mató a alguien antes, justo como lo hizo esa noche? Necesitaba respuestas y no sabía exactamente dónde conseguirlas, porque sentía que todo el mundo estaba mintiéndole y ocultándole verdades al igual que sus padres, incluso cuando él ya se estaba enterando de todo. Pero sabía que podía confiar en alguien plenamente. Y esa persona estaba mirándole fijamente recostado justo a su lado, consolándolo y dándole calor en esa fría y trágica noche.

—Maté a alguien –murmuró en un hilo de voz, soltándolo por fin y rompiendo así con el silencio que ya casi duraba un par de horas. El mayor no se sorprendió ni se espantó como Felix creyó que lo haría. Solo le miró con los mismos ojos de siempre, aquellos que le transmitían amor y protección cada que lo miraban. Pero comenzaba a pensar que no se merecía todo eso —. Soy un monstruo, un peligro –siguió hablando el menor, sintiéndose la peor persona del mundo.

—No lo eres –se apresuró a negar Hyunjin tomando las pecosas mejillas del otro entre sus manos con mucha delicadeza —. No lo hiciste, sabes que no fue tu culpa. Sabes lo que pasa cuando alguien trata de hacerte daño... –claro que Felix lo sabía, ahora sabía que era culpa del hechizo que habían puesto sobre él, pero no se refería a eso exactamente.

—Lo hice...yo los maté con mis propias manos, pero ni siquiera me acerqué a ellos. Yo no quería, Hyunjin. No tengo idea de lo que pasó entonces... –el menor se echó a llorar otra vez y Hyunjin lo envolvió en un abrazo como había estado haciendo toda la noche. Y recordó lo que le había dicho Ling hace un tiempo, cuando le pidió saber más sobre el poder de Felix.

Felix también puede llegar a matar a alguien.

Varias veces estuvo cerca de hacerlo. Y lo consiguió una vez, pero ese recuerdo fue borrado de su memoria permanentemente, no sería bueno que recuerde eso en ningún momento, no sabemos cómo puede reaccionar, pero no traería nada bueno consigo.

Por lo que estuvimos observando cuando Felix era un niño, llegamos a la conclusión de que ocurre cuando se enfada al extremo, cuando está a punto de estallar de ira.

De pronto sus pensamientos se vieron interrumpidos por la suave voz de Felix.

—¿Ya lo había hecho antes, no es así? Ya he matado a alguien antes... –preguntó, pareciendo más una afirmación. Pudo notar que Hyunjin se tensó ante sus palabras, y le interrumpió antes de que pudiera responder —. No, Hyunjin, por favor no me mientas. Incluso si piensas que es mejor para mí, no me mientas. No lo hagas. Eres una de las pocas personas que no me ha mentido toda mi vida...por favor –esas palabras dolieron como los mil demonios en Hyunjin.

hasta que la muerte nos separe || hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora