XIX

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Hyunjin tomó la mano de Felix y lo jaló hacia él, echándose a correr hacia el túnel por el cual pensaban escapar, donde Seungmin y Chan estaban esperándoles.

Esas palabras de su padre se quedaron dando vueltas por su cabeza, haciendo hervir su sangre. Sin embargo, era consciente —aún—, de lo que iba a pasar si su ira se descontrolaba, así que hacía todo lo posible por enfocarse en nada más que correr de la mano de Hyunjin junto a sus dos amigos y escapar.

Aún entraba un poco de la luz del atardecer hasta las profundidades en las que estaban, lo cual era un gran punto a favor de los chicos.

Al parecer de Felix, Hyunjin conocía demasiado bien esos pasillos, pues no dudaba de dónde ir. No era capaz de acertar cuánto tiempo o incluso metros llevaban corriendo por debajo de la tierra, pero debían ser los suficientes como para que toda tenue luz dejara de llegar hasta allí.

—Allí está —escuchó a Chan, quien se detuvo unos pasos más adelante. Lograba divisar apenas una caja en el piso y otras cosas sobre y alrededor de esta. Los mayores parecían manejar todo a la perfección, como si pudieran ver muy bien lo que fuera que estaban haciendo.

—Chan y yo solíamos jugar mucho en estos túneles cuando éramos unos niños —comentó Hyunjin para romper el silencio y la tensión que ahogaba a todos. Entonces Felix entendió cómo es que podían hacer todo eso como si nada: mucha práctica y experiencia. Los menores asintieron con una pequeña sonrisa, la cual se volvió una mueca de asombro al ver todo iluminándose. Habían encendido dos farolas, las cuales Felix suponía estaban en la caja.

Con su mano libre, Hyunjin volvió a tomar la mano de Felix. Y Chan la de Seungmin. Cada uno llevaba una farola, como en los viejos tiempos. Caminaron un poco más y llegaron a un punto en que aquel pasadizo por el que iban se dividió en seis.

—Separémonos —dijo Chan mirando a Hyunjin, quien no dudó en asentir —. ¿Recuerdas cuáles son los que llegan más lejos? —preguntó luego, a lo que el rubio asintió con una sonrisa ladina.

—Cómo podría olvidarlo —e hizo amago de caminar hacia una de las bifurcaciones, pero Felix lo detuvo. Este dio un vistazo rápido hacia atrás, parecía que nadie los seguía aún, pero se sentía preocupado —. ¿Qué pasa, pequeño? —le preguntó Hyunjin acercándose más al notar su expresión.

—No quiero separarme, quedémonos juntos —dijo, buscando acercarse a los otros dos, pero Chan se negó, al igual que Hyunjin.

—Es más seguro separarnos, Lix —explicó el mayor con voz suave, pero Felix no parecía querer acceder a alejarse de ellos —. Probablemente están buscándonos ahora, les hacemos el trabajo aunque sea un poco más difícil al ir por caminos distintos.

Hyunjin, al ver que Felix no lucía muy convencido, lo giró hacia él de nuevo, tomando su mejilla con su mano libre, haciendo que le mirase.

—Después de salir vamos a reunirnos, Lixie, es solo mientras estamos aquí abajo —el menor vio a Hyunjin directo a los ojos, y supo que estaba diciendo la verdad. Que podía confiar en él como siempre lo había hecho.

Finalmente se separaron, Hyunjin y Felix yendo por la primera entrada y Chan junto a Seungmin por la del medio. Corrían sin mirar atrás, pero siempre pendientes de si llegaban a escuchar algo a sus espaldas. Felix no hallaba la hora en que llegaran al final de ese túnel, se le hacía eterno y cada vez tenía menos fuerza para seguir corriendo. Sentía el corazón en la garganta y sus piernas entumecidas.

—Hyunjin —habló Felix bajito, y el mayor le dio una mirada rápida, sin detenerse —. Hyunjin, espera, estoy cansado —avisó, deteniendo sus pasos, obligando así a Hyunjin a hacer lo mismo. No se molestó por supuesto, su prioridad era el bienestar de Felix, y si estaba cansado le dejaría reposar un rato o hasta lo cargaría el tiempo que fuera necesario.

hasta que la muerte nos separe || hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora