Licor De Cerezo Japonés

Lo dulce de mi café.

Sasuke

Dicen que las mujeres son difíciles de entender, que cuando uno se enamora de ellas basta con entenderlas pero nadie te explica como hacerlo.
Llevaba todo el día en quirofano, cortando y suturando como si no hubiera un mañana. Hacía un frío descomunal y la humedad me molestaba, realmente estaba de mal humor. Cuando termine de mi última cirugía fui a la terapia intensiva a ver a la pequeña Sarada, seguía grave y pediatría no le daba muchas esperanzas. El ruido de un monitor era el único sonido en ese lugar, el área de cuidados intensivos para niños era demasiado deprimente.

Me senté una vez más con ella y vi el suéter rosado de estambre que Sakura me había dejado durante la noche, me lo puse riéndome de lo pequeño que me quedaba.  Olía a ella, era tan suave como ella, mi mente viajo hasta el momento donde acaricié su tersa piel y pude probar el sabor de su saliva. Me iba a volver loco, había una línea y yo estaba intentando cruzar, y como no si Sakura era todo, todo lo que un hombre podría desear.

—¿Quien te dio ese suéter tan ridículo?El rosa te sienta muy bien, te ves muy guapo. — me dijo Naruto desde la puerta haciéndo preguntas estúpidas como siempre.

—Dejate de joterias, es de Sakura.— y yo estada de mal humor, de muy mal humor.

—Si el mal humor tuviera rostro claramente sería el tuyo. ¿Donde esta tu amiga? —

—Más bien ¿donde estabas tú? Ayer  estuvo esperando y nunca llegaste, si sigues así la vas a perder sakura se aburre muy rápido. —

—No tengo que decirle todo lo que hago.—

Por alguna razón estaba furioso y la actitud desinteresada de Naruto me ponía aún peor.

—¡¿y por qué demonios no se lo dices?! Si no quieres nada serio con ella díselo y deja de actuar como estúpido. —

—Cálmate, la llamare más tarde. Debes estar cansado, mejor vete a casa. ¡Estás muy hormonal!—

Me lanzó una barra de chocolate y salió del lugar.

—¡Odio el chocolate!— grite para seguirlo y perdeme en el área de hospitalizacion. Para mi mala suerte todos los internos y residentes se habían reunido ahí,  me miraron con gracia por el rosado suéter que traía.

—¡Que me ven imbéciles! ¡se quedan todos de guardia, me vale que su mamá los esté esperando! ¡Largo de aquí!—

Y entonces el lugar fue iluminado por la sonrisa más hermosa que mis ojos habían visto. Ahí estaba ella sentada en la central de enfermería, bebiendo café en una taza de cerdito, fue como si todo lo malo del mundo desapareciera y yo volviera a existir.

—¡Sasuke kun!— Me llamo desde su lugar. —¿quieres un poco de cafe? —

—Saku— Le sonreí—Si, gracias.—
Me ofreció una taza y la tomé, estaba cargado y no tenía azúcar tal como me gustaba. —Esta delicioso tal como me gusta— Me senté a su lado pegando mi frente a su hombro.

—Lo prepare con mucho cariño.—  me dijo  ariciandome la espalda.—Te queda bien el rosa.—

—Hace mucho frío en la terapia, toca mi nariz. Tu suéter me salvo de convertirme en una paleta.—

Tocó mi nariz  con la punta de su dedo índice y luego se burló.—Una paleta desabrida. —

—¡Claro que no! si yo fuera una paleta seria la paleta más deliciosa del planeta. —

Nos reímos para luego abrazarnos como si la noche anterior nunca hubiera ocurrido, sabía que Sakura sentía algo pero no era capaz de preguntarle.