Olor a Cromico

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Sasuke.

Sakura estaba diferente, llevaba una semana asi. El fin de semana nisiquiera quiso salir estuvo encerrada todo el día con el pretexto de que tenía que estudiar. Estaba empezando a preocuparme. Después de la cirugía la vi acostada en una de las salas de descanso y le hice compañía, me acosté a su lado y la abrace por la espalda.

—Apestas a cromico—le dije mientras me hundía en su cuello.—Me encanta-

—El cromico es la droga de los cirujanos.—me respondió girandose para quedar frente a frente y sonreir.

—Tú  eres la droga de cualquier cirujano— Bese su frente— ¿Todo bien?—pregunte

Asistió con la mirada y luego se acurrucó en mi pecho.

—¿Donde esta tu novio?—

—No tengo novio.—

—Por favor, los he dejado solos el sábado y vi un empaque de una pastilla de emergencia en el baño. ¿Enserio no te lo ha pedido?—

—No hablemos de eso.—

—¿Tan mal te fue?—

No respondio, solo se quedo pegada a mi pecho parecía que quería llorar y lo único que hice fue abrazarla aún más fuerte y luego besar su frente.

—¿Quieres que le rompa la cara?—

—No—

—¿Que tienes? Saku me estas preocupando. —

—No es nada — estaba mintiendo, mentía por qué su mirada era diferente  era como si la hubieran apagado y cambiaba el tema cada que podía —¿como sigue sarada? hoy no he pasado a la terapia—

—Mejor la he visto cuando llegue, ya le he dejado una dieta y mañana le traere unos regalos ¿me acompañas por ellos?.—

—Si pero ahora, quiero dormir. ¿Quieres darme un masaje en la espalda?—

—¿tendré una recompensa?—

—Hay una barra de cacahuate en mi bolso derecho. —

—Eso es suficiente.—

Comenze frotando su espalda, sintiendo como suspiraba de vez en cuando, le acomode el cabello para que pudiera observar su cuello y repartí pequeños besos haciendo camino hasta el lóbulo de su oreja.

—¡oh sasuke!— Suspiro cuando metí las manos debajo de su filipina para acariciar su abdomen.

—¿Quieres que continúe o prefieres que me detenga?— le pregunte antes de soltar el broche de su sostén.

Se volteo y ella misma se sacó la filipina dejándome apreciar sus hermosos senos cubiertos aún con un sostén de encaje negro. Se lo quite y comencé a morder sus pezones desesperado como un niño lo haría por alimento. Sakura comenzó a gemir mi nombre mientras que con sus manos buscaba soltar el cordón de mi pantalón quirúrgico, cuando lo logró la metió hasta donde estaba mi pene y comenzó a masturbarme haciendo que arqueada la espalda de placer. Me quite la camisa  le baje el pantalón para luego voltearla observe su espalda y en uno de sus hombros encontré un moreton, no quise hacer preguntas y opté por dejar su trasero expuesto, comencé a lamerle todo lo que pude, cualquier parte de su intimidad.

—¡Oh Dios!— Gimió mientras levantaba su trasero para darme una vista espectacular.

—¡Sakura estas buenísima!—seguí acariciando su redondo trasero, lo había visto en algún viaje a la playa pero nunca tan de cerca, era perfecto rosado suave y bien tonificado.
Sintiendo como se contraia metí dos dedos dentro de su vagina para estimulará aún más, apretó los puños contra la almohada y ahogo sus gemidos como respuesta al orgasmo que estaba teniendo. Sabía gloria, su sexo su piel ella misma sabía a gloria.
Jadeo reincorporandose, con una toalla limpie lo que quedo entre sus piernas y luego le acomode la ropa.

Licor De Cerezo Japonés Donde viven las historias. Descúbrelo ahora