La Fe de un Médico.

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El milagro de la vida misma, el por qué unos viven y otros mueren, sigue siendo un misterio.

Sasuke...

Dicen que el tiempo cura las penas, habían ya pasado cuatro años. Sakura había cumplido 30 y yo 32, seguíamos trabajando como cirujanos y siendo los mejores amigos y esposos. Estábamos en casa planeábamos una tarde llena de películas y frituras. Estábamos mejor que nunca.

—Shampoo, papel higiénico, pasta dental, toallas femeninas y ammm mascarillas para los puntos negros. ¿Te falta algo ?—

—Papas flamint hot, cerveza, coca cola, palomitas y chocolate...—

—Comida real, Sakura.—

—Ah no, ya no hace falta nada.—

—¡Mira! esas pantuflas de cerdito, me las llevo. Soy como Ariana Grande solo que con la universidad concluida.—

—Y más anciana.—

—Tarado—

—Fastidiosa—

Era una tarde fría y habíamos preparado capuchino para luego irnos a la cama, sakura había terminado de darse una ducha y estaba poniendo humectante en  la piel.

—¿Quieres ayudarme con la espalda?— me dijo mientras estiraba el envase.

—Si claro. Huele muy bien ¿que es?—

—Frutos rojos—

Comencé por su cuello luego sus hombros le quite la bata y deje su espalda desnuda tenía muchas pecas y me gustaba formar figuras con ellas. Atrape sus pechos con mis manos y comencé a besar el lóbulo de su oreja.

—¿quieres hacerlo?— me pregunto.

—Quiero hacértelo muy rudo, Saku. —

Se volteo y me atrapo los labios mordiendo los míos como nunca, metió su lengua en mi boca y jugo cuanto quiso. La cargue hasta el mueble y allí le quite la ropa interior, jugue con sus pechos mientras que ella me quitaba la camisa. Estábamos calientes, deseosos de hacer el amor.

—Volteate.—

Me miro extasiada y luego volteo para recargarse en el mueble de espaldas. Lami su vulva y me adentre en ella para luego embestirla tan fuerte como pude.

—¡Ah Sasuke! ¡Así! ¡Así!— gemia, no, ella gritaba.

Atrape su cabello y la hice estirar el cuello hacia atrás. Sentí como se contraia y yo también estaba con correrme así que aumente el ritmo haciendo que los líquidos calientes se combinarán y corrieran por sus piernas.

—Me encanta cuando te pones asi— me hijo al oído mientras mordía mi cuello.

Las cosas cambiaron en cierto modo, ahora teníamos dos gatos Aoda y katsuyu, nos habíamos tatuado el nombre de cada uno en la muñeca y cuando estábamos a punto de pelear, bailabamos, así es bailabamos. La mañana en la que Sakura despertó con una terrible gripe nos llamaron para atender una emergencia, era nuestro día de descanso pero teníamos que ir.

—¡Odio! ¡Odio! Tener la nariz tapada ¡no puedo operar así!— se quejaba.

—Cuando lleguemos te haré una prueba para Covid. Eres un riesgo de infección andante.—

—Solo es gripe.—

—Gripe porcina ¿Segura que estás bien?—

—Debo estarlo, hay que salvar vidas. —

Llegamos al hospital en sábado y estaba helado, literal había nieve por todos lado. Uno auto intentó ganarle al tren y este se descarrilo había muchos heridos, también había una epidemia de covid y la zona aislada estaba hasta el tope.

Licor De Cerezo Japonés Donde viven las historias. Descúbrelo ahora