Capítulo 35: Hasta el último Hombre.

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-Mi general, los hombres están listos y las ballestas cargadas; estamos preparados para recibir al enemigo en cuanto aparezca.-

Uno de los soldados dio el reporte de la culminación de los preparativos para la defensa de la sala del trono, al general Alexander.

-Bien, que los caballeros blancos ocupen la tercera línea junto a mí, nosotros seremos la última defensa de estas puertas.-

-¡Sí mi general!-

Tras saludar al general, el soldado se retiró y el capitán Mártin se acercó al lugar, estando su equipamiento listo para la última batalla.

-¿Realmente esta será nuestra última batalla? General Alexander.-

Alexander cerró sus ojos y suspiró, luego los abrió lentamente y observó hacia el frente, donde de un momento a otro aparecería el enemigo. Entonces respondió.

-Ciertamente, puede que caigamos en este lugar bajo las miradas de los reyes de antaño, o tal vez sobrevivamos a esta batalla; como sea, esa respuesta solo la tendremos cuando todo esto haya acabado, a nosotros solo nos queda luchar con todo lo que tengamos para no arrepentirnos luego de no haber hecho todo a nuestro alcance para proteger lo que nos importa…-

La mirada del general Alexander se desvió del fondo del corredor hacia el capitán Mártin y preguntó.

- ¿No lo crees así? Mártin.-

Las manos del capitán Mártin apretaron fuertemente la empuñadura de su arco y asintió diciendo.

-Así es señor… yo no lo habría dicho mejor.-

Una leve sonrisa apareció por un instante fugas en el rostro del general Alexander y justo en ese momento una llamada de alarma fue hecha por uno de los soldados.

-¡El enemigo ya están aquí!-

****

-Los Atlantes nos han descubierto Teniente.-

Dijo uno de los soldados al teniente Takashi, quien sin perder un segundo comenzó a dar sus órdenes.

-Que los hombres pongan las ametralladoras en posición, el resto que preste fuego de cobertura y los artilleros, que preparen la munición de lanzagranadas que nos queda.-

-Sí mi teniente.-

Al instante los soldados del pelotón 301 bajo el mando del teniente Takashi, acataron las órdenes; y comenzaron a abrir fuego contra los enemigos, mientras que por su lado los artilleros se preparaban. El sonido de los disparos constantes de los fusiles de cerrojo, hiso eco en el gran corredor y los enemigos cayeron uno tras otro, víctimas de los disparos.

De pronto un enorme virote de ballesta impactó en el suelo cercano a los hombres que preparaban las ametralladoras pesadas tipo 92; luego dos más pasaron muy cerca de ellos e impactaron en la retaguardia hiriendo a un soldado en una pierna.

-¡Teniente el enemigo está atacando con esas ballestas de gran tamaño! y justo a los que preparan las tipo 92 ¿A caso descubrieron que atacaríamos con ellas?-

-Eso no puede ser, el enemigo no ha tenido tiempo suficiente para conocer de nuestras armas y sobre el peligro que representa cada una.-

Respondiendo al comentario del soldado el teniente Takashi se dirigió al resto de los hombres y ordenó.

-Concentren el tiro en esas ballestas y apenas las 92 estén listas, que comiencen a disparar.-

Los soldados con fusiles corrigieron el tiro y lo concentraron en los que operaban las grandes ballestas y lograron entorpecer sus movimientos. Mientras tanto los que portaban los lanzagranadas y las ametralladoras tipo 92, estaban casi listos para disparar.

Crónicas de Ultramar Nace un ImperioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora