Capítulo 33: Última Resistencia.

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Los capitanes Dolmar y Mártin; llegaron finalmente al interior del castillo. Dolmar estaba muy mal herido, debido al incidente con los escombros en la torre y Mártin mandó a llamar de inmediato a un sanador para que atendiese a su compañero.

-¡Sanador! Tenemos hombres heridos aquí.-

-Mártin… antes de eso… asegura las defensas en el exterior del castillo… debemos… ganar tiempo.-

Dijo Dolmar agarrando el brazo de Mártin.

-Ya lo sé Dolmar, ya he dado las ordenes, no te preocupes y céntrate en resistir el dolor, hasta que recibas tratamiento.-

Mártin dejo a los heridos y los miembros de la servidumbre del castillo en el salón de baile ya que era suficientemente amplio como para alojar a una gran cantidad de personas y estaba lejos del alcance enemigo. Al menos de momento. En el exterior del castillo las fuerzas imperiales fueron frenadas una vez más por el fuego concentrado de ballestas y arcos sobre todo el que intentaba acercarse.

-¡Teniente!-

Un soldado se acercó al teniente Takashi con noticias del avance.

-¿Cuál es la situación allí delante?-

-El enemigo se ha internado en el castillo y los arqueros y ballesteros ocuparon posiciones en las garitas de tirador de los muros y están disparando a discreción a todo el que se acerca, ya han herido a varios de los hombres.-

-Entiendo-

Respondió el teniente Takashi quién rápidamente ideó el curso de acción a seguir para superar aquel obstáculo y se dirigió al soldado que esperaba por nuevas órdenes.

-Que el pelotón me siga, tengo un plan.-

-¡Entendido Teniente!-

Los miembros del pelotón  se reunieron y acto seguido, se pusieron en marcha hacia las puertas del castillo. Después de acercarse a una distancia prudente, Takashi mandó a llamar a varios de sus hombres para explicarles lo que debían hacer.

-Nuestro principal problema aquí son las garitas de tirador que están a ambos lados de la puerta, a la izquierda y a la derecha, la mampostería es gruesa por lo que no podremos hacer nada con los lanza granadas pero si vamos nosotros y colamos una granada de mano por las aberturas de las garitas los tendremos.-

Levantando la vista hacia sus hombres el teniente prosiguió.

-Soldados Murata, Kanshima y Daico; ustedes nos darán fuego de apoyo con las 92, asegúrense de llamar la atención del enemigo mientras el resto se ocupa de lo demás.-

-¡Sí señor!-

Los soldados asintieron al unísono y el teniente continuó con su explicación.

-Entonces; una vez que hayamos acabado con esos obstáculos, colocaremos cargas explosivas en la puerta y la haremos volar, después de que la explosión nos haya abierto una entrada, nuestro pelotón y el resto penetrarán en el edificio y aseguraremos las garitas de tirador ubicadas en  el piso  superior ¿Alguna duda?-

Los miembros del pelotón negaron y el teniente dio por terminada la breve instrucción.

-Bien, vayan entonces.-

Tal y como lo ordenó el teniente, dos grupos de tres hombres se acercaron a las garitas de tirador situadas a ambos lados de la puerta mientras recibían fuego de cobertura por parte de las tres ametralladoras tipo 92. Los grupos se situaron justo debajo de las aberturas que usaban los tiradores en el interior para disparar sus armas. Entonces los soldados prepararon sus granadas a la vez y las lanzaron dentro de las garitas. Acto seguido se agacharon y se prepararon para la explosión.

Crónicas de Ultramar Nace un ImperioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora