Fuera de las murallas exteriores de la ciudad capital de Tracia, se ubicaba la ciudad común, o ciudad exterior, donde convivían las clases media y baja de la sociedad. Entre más cerca estuviesen de las murallas exteriores, mejor era considerada la posición social de los ciudadanos, mientras que los que vivían a las afueras eran simples campesinos y zarrapastrosos que no eran capases de mantener un trabajo estable. Los agricultores y pastores de ganado vivían aún más lejos, en las afueras de la propia Greshit, nombre este de la ciudad capital de Tracia.
A pesar de estar tan duramente dividido en clases sociales y tener uno de los mayores índices de pobreza y marginalidad de todo el archipielago. Este reino era centro neurálgico de la migración, dadas sus fértiles tierras y exuberantes fuentes de agua. Para todo aquel que no estuviese interesado en los lujos o el dinero y solo quisiese llevar una pacífica vida sin faltarle el agua o la comida, aquel reino era el lugar ideal.
En una pequeña taberna en las afueras de uno de los distritos de la ciudad exterior. Tres individuos de piel amarillenta, ojos almendrados de color obscuro y pelo de igual color. Estaban reunidos, hablaban en un extraño idioma que nadie ha oído jamás pero en ocasiones se les podía escuchar hablando en el idioma del antiguo imperio. Ellos llegaron repentinamente tres estaciones atrás y destacaron por sus singularidades.
(Nota: Tres estaciones / Tres meses.)
A su llegada al reino, primero empezaron a hacer todo tipo de preguntas, luego se pusieron a buscar trabajo y los guardias casi los mataron cuando despistadamente intentaron entrar a la ciudad interior. Semanas después, comenzaron a trabajar en la sastrería, donde se desenvolvieron increíblemente, demostrando unas habilidades nunca antes vistas.
Incluso inventaron una novedosa máquina para hilar la lana de oveja que hacía más productivo el trabajo. Lo cual llamó la atención de los ancianos de la torre del sabio que los fueron a ver para que les cedieran los planos del artilugio y convertirlo en un invento oficial, ofreciéndoles incluso, el cobro de una comisión por ello.
El tema principal de los cotilleos en todo el distrito eran los tres extraños. No había nadie que no supiera o hablara de ellos, hasta las piedras sabían de su existencia y todos se formulaban la misma pregunta.
-¿De qué país habrán salido?-
Algunos especulaban que venían de la Marca Oriental, pero esa gente no tenía pinta alguna de piratas, otros decían que eran de Cirodyll, por el aspecto de sus pieles, pero los habitantes de Cirodyll no tenían los rasgos faciales de aquellos extraños y sin importar cuanto hablara la gente nunca se llegaba a un consenso de cuál podría ser la nacionalidad de los extraños.
Quizá lo más curioso de todo, es que estos hombres apenas hablaban con la gente, e incluso rechazaban las proposiciones de las prostitutas más famosas de la ciudad. Lo que dio pie a muchos rumores más indecorosos. Precisamente esos tres individuos se encontraban en la Taberna Muro del Sur, que a su vez era su lugar de alojamiento y conversaban entre sí sobre el progreso de sus operaciones.
Obviamente, estos tres individuos no eran otros más que los espías destinados a Tracia por la inteligencia Japonesa. En sus tres meses de misión ya habían reunido buena cantidad de información y planificaban la siguiente fase de su plan de estancia allí. Llegar a la mismísima corte del rey.
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Crónicas de Ultramar Nace un Imperio
FantasiDespués de una inusual tormenta en el Frente del Pacífico Sur, una flota de la Armada del Imperio Japonés desaparece. Esa flota cuya tripulación se le ordenó invadir la costa oeste de los Estados Unidos, se encontrará ahora con un mundo totalmente n...