-¡Maldición!-
Gritó el capitán Sho mientras golpeaba la posa manos de su asiento con fuerza.
-¡Ese maldito viejo, nos vio la cara! y todavía tubo el descaro de decir que en la próxima nos daría descuento, puag-
En medio de su ataque de ira, el capitán Sho lanzó un escupitajo al suelo. Mientras que su subalterno, respondía.
-De nada sirve quejarse ahora, ya el dinero está gastado y en un par de días veremos los resultados, es cierto que el costo fue elevado, pero no teníamos otra salida, los superiores dijeron que consiguiéramos esos recursos a toda costa y eso hemos hecho.-
Ante la respuesta de su subordinado, el capitán Sho colocó su mano derecha que apretaba con fuerza dando forma a un terrible puño, producto del airamiento anterior sobre su regazo sosteniéndolo con su otra mano y quedó en silencio por unos instantes con la mirada fija en el suelo. Entonces tomó un poco de aire y su anterior estado de irritabilidad se relajó. Lentamente levantó su mirada hacia arriba, pero no miraba a un punto fijo del pequeño cubículo, sino más bien parecía estar reflexionando sobre lo que le había dicho su compañero. Sho suspiro profundamente y finalmente respondió.
-Tienes razón, aunque fue a un elevado costo, conseguimos lo que nos encomendaron, a decir verdad nuestra falta de contactos en esta ciudad fue lo que nos dificultó el trabajo; pero es imposible darse el lujo de confiar en alguien aquí, a donde sea que miras solo vez caras sospechosas.-
El capitán Sho hiso silencio por unos instantes y entonces afirmó mientras daba miradas furtivas al exterior del carruaje.
-Si los demás agentes están pasando por lo mismo que nosotros, en verdad los compadezco.-
Fuera del carruaje ya se podían ver las calles de tierra de los distritos exteriores de la gran ciudad. En contraste con las calles de la ciudad interior que estaba adornada por magnificas aceras empedradas y lujosas casas; en estas se podían ver rusticas viviendas y vagabundos moribundos tirados en las calles, escena esta que daba una impresión lúgubre y oscura del lugar. Observando todo esto el capitán reflexionó en voz baja.
-Ciertamente, para que una ciudad como esta tenga tal esplendor una pequeña minoría tiene que pagar el precio... no importa en qué mundo estés, esa realidad siempre estará ahí... me pregunto si en verdad habremos sido transportados a otro mundo o... quizás y solo quizás... llegamos a una tierra sin descubrir y aún estamos en nuestro mundo... de ser así... podríamos volver a casa...-
El subalterno del capitán Sho, notó la extraña conversación que estaba teniendo su superior consigo mismo y preguntó.
-¿Sucede algo capitán?-
Unos instantes de silencio imperaron en el interior del coche y ninguno de los dos habló, hasta que finalmente, el capitán Sho respondió mientras cerraba las cortinas.
-No... no sucede nada... solo estaba pensando en algo imposible...-
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Crónicas de Ultramar Nace un Imperio
FantasiaDespués de una inusual tormenta en el Frente del Pacífico Sur, una flota de la Armada del Imperio Japonés desaparece. Esa flota cuya tripulación se le ordenó invadir la costa oeste de los Estados Unidos, se encontrará ahora con un mundo totalmente n...