VII

979 141 16
                                    

Hola...

"Uno está enfermo"

×♡×♡×♡×♡×♡×♡×♡×♡×♡×♡

Bombón ✔
.......Tiempo ✔
.......Flores ✔
......Ropa ✔
Reservación
..Dulces ✔

Parecía que todo estaba listo. Tanjiro se despidió de su madre, Kie le mando mucha suerte desde la caja registradora. Si no fuera un día especial se quedaría a ayudarle.
Salió de la panadería familiar con dulces y flores en mano, caminó por las calles de la ciudad tarareando una canción, la canción que su novio le escribió y cantó. Fue un momento mágico, bailaron durante no recuerda cuanto tiempo, se confesaron -recuerda cómo Zenitsu se enojó con él por no leer la parte de atrás de la hoja-, se besaron por primera vez, lo invitó a salir, fue increíble.

Sin pensarlo, llegó a la estación del metro, la sonrisa con la que salió no dejó su rostro. A lo lejos observó una banca yendo hacia allí.
Faltaba alrededor de quince minutos para que el tren llegará a la estación.

Ya ansiaba ver la hermosa sonrisa de su rubio, tanto tiempo separados era una tortura. Cuando Zenitsu fue a la universidad, solamente podían mandarse mensajes o llamarse, más de lo primero si se podía quejar. Ahora que tenía tiempo libre, no desaprovechó la oportunidad y lo invitó a una cita.
Zenitsu aceptó diciendo que eso era lo más romántico que podrá tener con su escaso tiempo.
Planearon todo, desde su salida de la universidad, hasta la noche del segundo día.
Este no era sólo un fin de semana, era el fin de semana.

Llegó el momento, las personas salieron de los vagones, se acomodó el cabello por tercera vez, tomó los dulces y las flores. Con pasó lento se acercó un poco para ver mejor, de pronto el aroma dulce de melocotón llegó a sus fosas nasales, como abejas a la miel lo buscó.

Preciosos, igual que siempre, cada que miraba los ojos de Zenitsu eran preciosos. Sus lindas pestañas, las cejas -que, quizá para el rubio eran horribles- pobladas, su cabello un centímetro más largo, la mascarilla que cubría sus suaves y carnosos labios... ¿mascarilla?

Agatsuma caminó hasta dónde el pelirrojo se encontraba, llevaba su mochila en el hombro, estaba cansado.

-Zenzen.

-Tanji.

El abrazo no se hizo esperar, parecía que llevaban seis meses sin sentir el calor corporal del otro, bueno eso es cierto.
No querían separarse, sin embargo las personas empezaban a murmurar.

-Toma Zen, son para ti -dijo separándose con lentitud.

-¡Oh! Que lindo... gracias -si Zenitsu no tuviera su mascarilla, el burdeos podría ver su expresión de felicidad-. Vamos a casa Tanjiro -. Talvez el de aretes hanafuda estaba embriagado con el delicioso aroma de su pareja, pero no pudo evitar imaginar que, en un futuro, Zenitsu diría «Nuestra casa»

-Claro -tomados de la mano emprendieron el camino a la casa de su abuelo -. por cierto, ¿te encuentras bien?

-¿Lo dices por la mascarilla? -el pelirrojo asintió-. No te preocupes, no es nada grave.

-Está bien, pero si te sientes mal sólo dímelo.

-De acuerdo señor preocupón.

.
.
.

Pues no era grave, aunque sí contraproducente.
Le cambió el trapo húmedo de la frente a su novio, un jadeo se escuchó.

-Lo siento, lo arruine  -se disculpó el pobre chico con fiebre.

-Está bien Zenitsu, no es como si desearas enfermarte -acaricio con cariño la mejilla del rubio-. Si mañana te sientes mejor, podríamos ir con mi familia a pasar la tarde.

-Eres un ángel Tanjiro, ¿por qué sales conmigo? -sujetó la mano que le acariciaba -. Siempre termino arruinando todo, no tiene sentido que no me hayas dejado aún.

-Zenzen, ¿sabes por qué? -el de ojos dorados lo miró- porque te amo, siempre querré estar contigo.

-¡Tanjiro! No creas que eso me hace sentir mejor, tontito -las mejillas ya estaban rosadas como para sonrojarse más.

El hermano mayor, vio embelesado a su hermoso novio, se acercó y beso de pico los labios ajenos.

Zenitsu estaba sorprendido.
-Tanjiro -. Susurró- ¡Noo! ¡Ahora te enfermaras y morirás como yo!

-Tranquilo, mi sistema inmune es fuerte.
Kamado volvió a sus labios, con un Zenitsu más dispuesto a aceptarlo.

-¡EY viejo, el estúpido Kamado intenta abusar de mí hermano muerto!

Ninguno notó que la puerta había sido abierta, hasta que Kaigaku gritó, que vergüenza.

-------------------- <3<3<3

Adiós.

31 momentos a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora