XVIII

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"Abrazo"

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Cuando residía en el orfanato, antes de sus múltiples adopciones, el espacio personal era nulo. Compartir camas, compartir mesa, compartir comida, hasta compartir ropa.
No podía llamar algo como suyo sin que fuera de otros niños, no importaba que el lo hubiera ganado, los otros niños exigirían que compartira con ellos.

A Zenitsu no le gustaba el contacto físico cuando alguien más se lo daba, el tacto con otras personas siempre le dolía.
Los jalones de cabello, los empujes, las patadas, las bofetadas; a Zenitsu no le gustaba, porque Zenitsu odiaba sentir dolor.

Aún cuando jichan lo adoptó, el contacto a su persona siguió doliendo. Kaigaku siempre encontraba la forma de tocarlo, le recordaba sus días en el orfanato.

Pero aprendió que, si el tocaba antes de que alguien más lo tocará, entonces no sería él el que sintiera dolor.
La reprimenda de jichan no se hizo esperar, golpear a tu compañero no estuvo bien Zenitsu, le dijo.

Lo único que quería era dejar de sentir dolor, ¿era mucho pedir?

Lloró en los brazos de jichan, era la primera vez que alguien lo tocaba sin sentir dolor, los suaves golpes en su espalda no dolían.
Jichan le había enseñado que podía haber contacto físico sin sentir dolor, pero sólo podía hacerse con personas que querías.

Entonces lo hizo, abrazaba a jichan todas la mañanas, el anciano era el único a quien quería.

El dolor de Kaigaku se perdía en su cabeza por el agradable calor de su querido jichan.

Conoció a muchos niños al entrar al colegio, recordó que no deberia tocar a nadie primero, no quería causarles dolor, se alejó de ellos.

Pero un niño no entendió el mensaje, siempre le molestaba quitándole de su comida. No quería tocar al niño raro, jichan podría enojarse.
Las interacciones con el niño salvaje fueron escalando, Zenitsu quería ignorarlo. No funcionaba, el chico no lo dejaba en paz, fue entonces que Inosuke le pateó la espalda.

Zenitsu sabía que el primero que tocaba, sería su víctima el que sintiera dolor. Espero mucho, acabando con la paciencia del contrario.

Lloró, lágrimas gruesas no se apartaron de sus ojos ni cuando Jigoro llegó por él.

.

Inosuke se disculpó.

El día siguiente después de la patada alguien tocó su puerta, era una hermosa mujer e Inosuke. El niño bonito se disculpó por darle una patada, alegando que fue su culpa en primer lugar por ignorarlo.
No fue la mejor disculpa, pero nadie se había disculpado con él antes, así que era lo mejor de lo que podía tener.

Desde entonces, Inosuke se volvió se mejor amigo.
Se dió cuenta que su amigo era así de salvaje con todos, aunque el contacto que tenía con Zenitsu se volvió menos doloroso.

Y Zenitsu aprendió.

No siempre el dolor venía de odio, Inosuke era malo para los sentimientos, jichan sólo quería cuidarlo y volverlo fuerte.

.

El abrazo se sintió raro, no había palabras para describir el sentimiento extraño que sentía.

A Zenitsu ya no le molestaba tanto el contacto físico, después de tantos años llegaba hasta iniciarlo él mismo. Sin embargo, aún se sentía incómodo cuando alguien que no sea jichan o Inosuke lo iniciaba.

He aquí el problema, la persona que lo abrazaba no era ninguno de ellos dos.

Ser partícipe en el consejo de disciplina no venía con abrazos de chicos con cabello burdeo, al menos eso tenía que ser.

-Al fin te encontré -decía el raro chico, no logrando entender a que se refería.

-Disculpa... eh... ¿podrías soltarme? todo el mundo nos ve -le dijo incómodo, apartando al chico.

-Zenitsu, tú... No recuerdas quien soy -inició con un tono de pregunta finalizando con uno de afirmación.

-¿Debería? Estoy seguro de nunca haberte visto -la mirada rojiza del contrario reflejaba decepción-. Además, ¿cómo sabes mi nombre?

-Bueno... yo

-¡Acosador, eres un acosador!... ¡tengo que llamar al abuelo, a la policía, al ejército; no debe suceder de nuevo!

-¿De n-nuevo? ¡NO, ESPERA! -Zenitsu se detuvo después de tal grito-. No soy un acosador

-¿Cómo se que no mientes?

Se estremeció, la mano calida del de aretes hanafuda tomaron la suya, acercando ambas al corazón del pelirrojo.

-Escucha, no puedo mentir ni para salvar mi vida -los latidos, no, el sonido de sus latidos era hermoso.
El burdeo sonrió, parecía que lo sentía, pensó.

-Tal vez no eres un acosador...-el burdeo estuvo apunto de hablar- pero sigo sin saber quién eres.

-Claro... ¡Soy Kamado Tanjiro!

-Agatsuma Zenitsu, por cierto, no se permite entrar a la academia con aretes -Zenitsu señaló los susodichos objetos, anotando en su tabla algo que Tanjiro no logró saber.

La cabeza se Kamado se inclinó noventa grados.
-¡LO SIENTO! ¡pero no puedo quitarmelos, son una herencia de mi padre!

Los ojos de Zenitsu lo miraron con pena, volteó la cabeza como si revisará alrededor.
-Bien, pero ten cuidado con el profesor Tomioka, está loco y si te descubre te golpeara con su espada de madera.

-¡Gracias! -Tanjiro por fin subió la cabeza-. Nos vemos a la hora del almuerzo Zenitsu, te contaré el porque se tu nombre.

El de cabellos burdeos se alejó con una sonrisa mientras se despedía.

-Que chico tan extraño, ¡espera! ¡No sólo sabe mi nombre, también lo usa muy informal! -volteó para mirar si seguía allí, desgraciadamente no-. Soy tu maldito sempai -susurró.

-¡No puedes usar ese tipo de cabello, tiñelo de negro! -un golpe fue encestado en su mejilla.

-¡PERO ES NATURAL!

-¡No me respondas!

Un nuevo golpe lo tocó. Zenitsu definitivamente odia el contacto físico que tiene con su profesor, ¡¿por qué no puede entender que es natural?! ¡un jodido rayo le cayó encima, denle un respiro, piedad!

OWOWOWOWOWOWOWOWO

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31 momentos a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora