VIII

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Advertencia: Cambio de sexo.

"Baile lento"

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El vestido ondeaba al viento, al igual que su largo y rubio cabello, no podía creer lo que escuchaba.

Cuando los guardias le avisaron que su amiga -en secreto novia- estaba en las puertas del palacio, rápidamente dejó de tocar el violín y fue a su visita. Verla siempre le alegraba el día, era un respiro a las tediosas actividades como princesa. Agradecía de todo corazón a su madre la libertad de poder hacer lo que quisiera, con límites por supuesto.

Sumiko estaba como siempre, dulce y amable. La amaba mucho, fue lo segundo mejor que llegó a su vida, el primero fue Jiroko cuando la acogió cómo hija. De no ser por la anciana emperatriz, seguiría siendo una niña esclava en manos crueles sin compasión, hubiera muerto.

-¡Sumiko-chan! -ni quieta ni perezosa, la tomó de las manos adentrándola al castillo directo a su alcoba-. Estoy tan feliz de que vinieras, cuando Chuntari trajo tu nota me preocupe mucho, hiciste mención de que necesitabas verme, ¿está todo bien?

-También estoy contenta de verte Zeniko -la pelirroja apretó el agarre- está todo bien, es sólo que... ¿puedo decirte cuando estemos dentro de tu habitación?

-C-claro.

Ambas chicas llegaron a las altas y pulcras puertas de la alcoba de la princesa. Se adentraron con calma cerrando con seguro. Si alguien pasó por allí y lo vio todo no dijo nada.

-Ahora sí, ¿que sucede Sumi-chan? -la rubia le palmó la cama donde ella estaba sentada.

La de aretes hanafuda se sentó a su costado.

-Primero que nada, no quiero que te preocupes, no es nada malo -vale, eso no ayudaba a la princesa a calmar sus nervios-. Sabes que en dos semanas habrá un baile...

-Sí, he ayudado con ideas para la decoración, pero ¿qué tiene que ver?

-Ese baile es... -Zeniko la animó a continuar -es mí debut en la sociedad, siendo sincera no estoy segura de asistir, pero papá me ha estado alentando y talvez lo haga.

-Entiendo, pero ¿por qué no quisieras? Yo estaría contigo todo el tiempo.

-Lo sé, eres muy amable Zeni, es sólo que... yo no sé bailar -lo dijo con un tinte a vergüenza.

-¡¿QUÉ?! pero siempre participas en los festivales culturales -. Esto era sorprendente, como podía decir que no sabía danzar, cuando ella lo podía hacer por muchas horas sin descanso-. Eres un orgullo para el reino, así como lo fue tu madre.

-La danza del dios del fuego no es lo mismo que lo que se baila en las fiestas, jamás me había importado aprender -se tomaron de las manos -. Es sólo, no quiero avergonzarte.

-Sumi-chan, tú jamás, oyeme bien JAMÁS me avergonzarías -Sumiko sonrió ante lo dicho-. Además, si alguien tiene que dar vergüenza, esa soy yo. Saliendo con el orgullo del reino, una esclava como yo.

-Eres la princesa, nadie nunca debería decir que das pena -la honestidad de Sumiko siempre la hacía sonrojar.

-Sumi, las personas no dicen lo mismo, una vez escuché como un sirviente llamó senil a mi madre por adoptar a dos esclavas huérfanas -la cabeza rubia se posó en el hombro ajeno-. Si eso dicen de la EMPERATRIZ lo que murmuran cuando creen que no los escucho es peor. Al menos Kaigako se defiende demostrando ser la mejor sucesora al trono, nada que ver conmigo.

-Pero eres increíble, tocas cualquier instrumento con estudiar un poco, eres la princesa más hermosa que he visto en mi vida -. Deberías usar anteojos, escucho decir a su novia- pero es verdad, por si fuera poco eres amable y honesta en lo que haces, serías una gran emperatriz.

-Sumi-chan, no digas eso que no te creo nada -las mejillas de la rubia estaban tan rojas como una fresa madura, sabía con certeza que la de cabellos burdeos no mentía por su sonido.

-Te amo Zeniko.

Se miraron a los ojos con amor, admiración y ternura. Cada vez más cerca del rostro contrario.
Fue un casto tacto aquel rose de labios, sin embargo se sumergieron con pasión siendo más húmedo.
No había nadie que las interrumpiera, este era un momento especial para ambas, aunque sabían bien que no podían llegar más lejos.

-Sabes que -empezó a decir la rubia después del beso- yo te enseñaré a bailar, de una o de otra forma bailaras conmigo en el baile.

-Eso sería fantástico, gracias Zeni.

La princesa se levantó de un salto, extendiéndo su mano a su compañera. La de aretes hanafuda la sujetó con suavidad.

Primero le enseñó unos cuantos pasos, simples pero importantes. Un poco torpe le siguió el ritmo, era divertido.
La habitación era lo suficiente ancha para que se movieran libremente, vueltas y vueltas dieron, cuando se agotaron, el ritmo bajo de intensidad. Las manos de Sumiko se posaron en la cintura y hombro de su pareja, al igual que las manos de Zeniko.
El vaivén era más lento que su predecesor, más cercano, más contacto, más íntimo, más dulce y especial.

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Nadie podía despegar la mirada de la princesa y la sucesora del sol. Estaban tan sincronizadas en movimientos, elegantes, fuertes y llenas de calidez. Si alguno tuviera el oído tan desarrollado como Zeniko, se daría cuanta que sus sonidos se sincronizaban a la perfección. O el sentido agudo del olfato cómo Sumiko, donde el aroma de ambas se mezclaba con dulzura.

Los Kamado tanto como la emperatriz, estaban contentos con su relación, por desgracia, existían aquellos que no.

¿Pero saben qué?

¡Qué se jodan!

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Le cambie el sexo a todos, que loco.

Espero que lo hayan disfrutado.
Siento mucho lo occ que llegaron a salir, mi ORTOgrafía, mi mala redacción y por todo.

Por cierto, muchas gracias a las personas que cometan, me animan mucho ٩(๑•̀o•́๑)و. No contestó porque ya muero de pena al escribir esto (,,•﹏•,,) pero lo aprecio mucho.

No leemos luego, bye ˘◡˘

31 momentos a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora