31 momentos a tu lado

XI

"Primera vez (No sexual)"

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Después de la guerra contra Muzan y una larga recuperación por parte de los sobrevivientes, la paz había llegado. Un camino largo, doloroso, tortuoso, con huesos rotos, al igual que muchos corazones por fin con final.

Un nuevo comienzo, mismos corazones intentando sanar con el tiempo, el perdón a uno mismo, recordando con respeto a los caídos en batalla, rezando por una reencarnación merecida en un mundo libre de demonios

Tanjiro y Nezuko volviendo al lugar donde todo empezó, su hogar. Sin embargo, no llegarían solos. El camino a la paz no hubiera sido posible sin la ayuda de muchos, sin el apoyo incondicional de los que ahora llaman familia.
Desde aquel momento donde conocieron a un rubio llorón solitario y un analfabeto chico salvaje con rostro bonito. Ellos eran su nueva familia, y como familia, también vendrían a casa.
Definitivamente no dejarían a ninguno, no permitirían que el chico llorón estuviera solo nunca más, tampoco al salvaje lindo.

Los cuatro, sin excepción, llegaron al pueblo, donde los adultos que recordaban a Tanjiro y Nezuko los recibieron con abrazos y un gracias a los dioses por protegerlos.

Mirar la casa de su infancia trajo recuerdos hermosos de la antigua familia numerosa y amorosa. Sin perder el tiempo, limpiaron la casa de pies a cabeza.

Era el inicio de un nuevo amanecer, una nueva oportunidad de vivir la vida y no sólo sobrevivir a ella.

Una nueva oportunidad de conocer el amor, sentirlo por primera vez. O eso fue lo que le dijo Nezuko a Tanjiro.

Por eso, con una confesión muy vergonzosa por parte de los dos idiotas más obvios de todos los tiempos, llámese Tanjiro y Zenitsu. Con burlas por parte de rey de la montaña, por ser tontos menos él. Con felicitaciones de la hermana menor con amenazas de por medio a ambos. Todo el mundo conociendo la relación, gracias al burdeo y sus amigos por correspondencia.

Podían vivir felices, con la mano de quien amaban.

La primera vez que Tanjiro conoció a Zenitsu, no fue la mejor impresión. Pero todos los actos de amabilidad mostrados, no evitaron el palpitar anormal al mirarlo. Cayendo en sentimientos que no dejaría ahora que puede reconocerlo.

Tanjiro, con el sonido más hermoso que haya escuchado en su vida. Hablándole sin asco, compartiendo con él como si fueran amigos y no sólo compañeros de trabajo. Que nadie lo culpe por enamorarse de pequeños detalles. Incluso si volvieran a renacer, no le importaría pasar vergüenza cómo la primera vez, con tal de conocerlo nuevamente.

Ahora, con más tiempo en sus manos, empezarían un nuevo capítulo de un amor que sobrevivió una guerra. Cursi, pregúntenle a Zenitsu, el nombró así un cuento escrito en su diario que nadie, absolutamente nadie debe leer.

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Imaginemos que Tanjiro vivió una larga y feliz vida al lado de Zenitsu. UvU

Gracias por su atención.