Un Asunto de Niñero

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—¿Ah? ¿Cómo que Dazai está comprometido? No me comentó nada de eso. 

Chuuya no tardó en quitarle el celular a Yosano, leyendo el artículo como si su vida dependiera de ello, distrayéndose con la foto de la dichosa prometida del castaño.

Se trataba de una mujer preciosa, eso no lo iba a negar. De complexión delgada, un cabello lacio y negro como el azabache, ojos de un color grisáceo y sonrisa de modelo. Parecía una muñeca y eso solo provocaba que el pelirrojo se sintiera aún peor.

Espera, ¿por qué se sentía mal en primer lugar? 

—¿Chuuya? ¿Estás bien? 

La voz de Yosano le hicieron despertar de cualquier pensamiento que estaba teniendo, uno claramente malo porque la expresión de preocupación de su amiga lo decía todo. 

—Es solo que... —joder, qué verguenza admitir esto, pero de todos modos, sabía que Yosano se iba a enterar en cualquier momento, mejor dicho, ya lo sabía, solo necesitaba una confirmación por su parte —. Creí... sentir una conexión con él, eso es todo. 

Yosano alzó una ceja como respuesta, un poco sorprendida de que el otro le admitiera algo como eso, Chuuya podía llegar a ser testarudo después de todo. Así que, si le estaba contando esto, debía ser serio lo de la "conexión".

—Deberías hablar con él entonces —dio la solución más lógica y rápida, solo para recibir una negación por parte del pelirrojo. 

—¿Hablar de qué? Esto solo confirma que no hubo nada. Como sea, sigamos empacando.

Yosano frunció el ceño. No le gustaba ver a Chuuya cabizbajo, mucho menos cuando pretendía estar bien a pesar de que claramente no era así... pero sabía que si le presionaba para ser sincero, solo empeoraría las cosas, por lo que siguió ayudándole a empacar. 

Chuuya... no tenía ni un derecho para sentirse así. No había pasado nada la noche anterior y no debería importarle con quién ande el castaño, no es asunto suyo... aunque no podía quitarse este extraño sentimiento que sentía en su corazón. 

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Más tarde esa mañana, Chuuya volvía a la residencia del castaño, solo para encontrarse con un señor mayor esperando en el lobby del edificio. 

—Es un gusto finalmente poder conocerlo, Nakahara. Mi nombre es Hirotsu, soy el chofér de la familia de Dazai. Hoy estaré a su servicio para cualquier cosa —el hombre era de una estatura promedio, cabello blanco por culpa de las canas y de expresión seria, sin embargo, a los ojos de Chuuya, parecía una persona amable y de confianza. 

—El gusto es mío, Hirotsu —le respondió enseguida, devolviéndole el saludo. 

Con las presentaciones terminadas, Hirotsu ayudó a Chuuya a subir sus pertenencias al penthouse, directamente hasta el cuarto en donde se iba a estar quedando. 

—Espero disfrute su estadía aquí, Nakahara. Dazai habló muy bien de usted hoy, dice que será una pieza muy importante en esta familia.

Las mejillas del pelirrojo se coloraron apenas escuchó el nombre de Dazai, especialmente porque el castaño habló bien de él y dijo algo como eso. 

—Gracias... Hirotsu. 

El mayor le sonrió amablemente para dar una pequeña reverencia y salir de la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos y maletas para desempacar. Suspiró. No tenía muchas ganas de hacerlo, no con todo el drama que había estado viviendo en su vida las últimas veinticuatro horas... Mas tenía que, pues su ropa y pertenencias no se iban a acomodar solas.