Un Asunto de Niñero

5

¿Actualización tan rápida? Pidan un deseo.

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—Veo que se la están pasando bien, Chuuya, Fyodor. 

Mierda. 

Chuuya compartió una mirada con Fyodor, quien se veía más calmado, como si esto fuera cotidiano en su vida.

Pero para él, joder, no sabía qué decir o, mejor dicho, qué pensar, porque no había ocurrido nada... mas Dazai se veía listo para cometer un asesinato aquí y ahora. 

—Espero no estar interrumpiendo. 

—Dazai, no es lo que parece —ni siquiera sabía porqué se estaba excusando, ni debería estarlo haciendo, pero tenía la necesidad de hacer, tal vez por la mirada del castaño. 

—¿Oh? ¿Y qué se supone que está pasando aquí? —los ojos Osamu, para ese punto, solo veían las manos de Fyodor sobre Chuuya, nada más. 

El pelinegro, claramente disfrutando de la situación, tuvo que intervenir porque esa noche no tenía planeado morir, al menos no a manos de Dazai.

—Osamu, tranquilo —le trató de calmar, ganando una mirada mucho más seria por parte del otro, pero no le importó —. Chuuya derramó su bebida en su playera, solo estaba tratando de  ayudarle a limpiarse, ¿ves? 

Fyodor se hizo a un lado, dejando a la vista la mancha café tirando a amarrillo en la playera del pelirrojo.

Chuuya tragó saliva, los ojos de Dazai estaba sobre él, observando la mancha y... juraba que no le iba a creer, que le despediría en ese momento por andar coqueteando con su hermano, pero, afortunadamente, la mirada del castaño se desvió, aclarándose la garganta antes de hablar. 

—Como sea, ¿cómo está yendo la preparación de la fiesta?

Chuuya dejó salir el aire que tenía atascado, agradecido de que el tema de conversación haya cambiado a una mucho más sencilla de manejar.

—Ya hemos terminado, aunque no fue fácil. La señorita Sasaki tenía... muchas instrucciones específicas —admitió, recordando lo de los juegos estúpidos, compartiendo una sonrisa con Fyodor, pues se habían reído bastante de ello. 

—Sí... Sasaki suele ser un poco... 

—¿Alguien asquerosamente de alto mantenimiento? —soltó sin pensar, arrepintiéndose un poco en el proceso. 

Dazai alzó ambas cejas, un poco sorprendido por las palabras rudas del pelirrojo... pero lo dejó pasar, porque era Sasaki de la que estaban hablando y, la verdad, Chuuya no había dicho ni una mentira. 

—Algo así... —terminó admitiendo, su mirada recayendo ahora en Fyodor, quien le sonreía con inocencia; había días que no le toleraba, hoy era un día de esos —. Y creo que ya te dejé suficiente tiempo con Fyodor a solas, espero no te haya contado todos los secretos de la familia. 

Chuuya desvió la mirada, recordando la pequeña plática y todas las preguntas personales que preguntó acerca de Dazai... bien, se sentía un poco culpable ahora, pero había valido la pena por toda la información que obtuvo. 

—Ah, no te preocupes, aún no le conté la vez que Mori te encontró viendo-

—¡Ah, mira la hora! —por supuesto, Dazai la interrumpió antes de que pudiera terminar esa oración—. ¿Sabes? Vine para ofrecerle a Chuuya un viaje a casa, a menos que... —su mirada recayó en el azabache nuevamente, y Chuuya juró ver chispas en los ojos de ambos, como si se estuvieran desafiando —. A menos que aún tenga algún pendiente contigo, Fyodor.