Un Asunto de Niñero

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Había pasado una semana desde que Dazai y Chuuya se escaparon para comer algo.

Una semana desde que el padre del mayor le llamó. 

Una semana desde que quedaron en verse en la casa club que tenía la familia. 

Hoy era el día.

Yosano andaba recorriendo todo el cuarto de Chuuya, sorprendida de lo lujoso que era a pesar de que era el niñero. Había ido para desearle suerte... Bueno, y para escuchar todo el drama, por supuesto. 

—¿Y? ¿Estás listo? —preguntó esta una vez dejó de husmear, sentándose en la cama. 

Chuuya andaba nervioso hasta los huesos. Dios, ni siquiera quería pensar en lo que le deparaba el futuro, estaba en un modo automático en estos momentos.

—No entiendo porqué su padre y hermanita me quieren conocer cuando solo soy el niñero. Así que no, no estoy listo. 

Akiko viró los ojos.

—No eres "solo el niñero", cariño —le recordó, cruzándose de brazos —. Además, ¿no te gustaría conocer a tu posible futuro suegro y cuñada? 

Chuuya le lanzó una mirada... poco amigable. Yosano no le estaba ayudando para nada, ¿por qué darle esperanzas en algo que no va a ocurrir? Además...

—¿Puedes no hablar de eso aquí, en el penthouse? —especialmente porque no sabía si los niños estaban con su padre, o husmeando por todo el penthouse.

La azabache rio a lo bajo, ver a Chuuya molesto por culpa de sus problemas amorosos siempre le divertía. Claro, a menos que el problema de verdad sea serio. Ahorita solo eran ellos dos en una habitación, ¿qué más podía pasar? 

—Como sea, solo trata de dar una buena impresión. Pan comido. 

Fue el turno de Chuuya de virar los ojos. Pan comido dice... Claro, como ella no tenía que ir, ni tenía un amorío con su jefe comprometido, ni tenía que cuidar a los niños, era sencillo solo hablar. 

En eso, tocaron la puerta y segundos después Dazai apareció por ella.

—Chuuya, ¿estás listo? —su mirada se suavizó al encontrarse con la del pelirrojo, una sonrisita apareciendo en su rostro —. Les dije que eres increíble, así que tienes que ir ahora sí o sí. 

"Increíble", la sola palabra hacía a Chuuya sonreír por el halago.

—¿Increíble? Yo diría igual que es apuesto, inteligente y maravilloso.

Ay, Dios.

Chuuya se estaba arrepintiendo de haber invitado a Yosano. Debió pensar en un plan para cuando estos dos se conocieran. 

La mirada de Dazai se encontró con la de Akiko un tanto sorprendido, como si no la hubiera visto al entrar a la habitación.

—Oh, hola. No había visto que tenías compañía, Chuuya —de verdad no la había visto.

—Soy Yosano, la mejor amiga de Chuuya —se presentó la azabache, una sonrisa de inocencia plasmada en su rostro, una que Chuuya sabía que era falsa.

—Un gusto, Yosano —le devolvió el saludo Dazai, no muy seguro de qué decir y...

—¿No es Chuuya de lo más encantador?

Ok, eso es todo.  

—Muuuy bien, Yosano ya se estaba yendo por cierto —Chuuya no iba a permitir que su amiga le avergüence frente a su jefe; no tardó en agarrarle de la mano a esta y llevarla hasta la puerta —. Adiós, Akiko.