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Habían demasiadas notificaciones.

Abrí una de ellas y me llevó al navegador. Al leer el título me hirvió la sangre.

"El director de cine del momento y su novia traida desde la tierra de los oportunistas"

Empecé a leer todo lo que habían escrito y era simplemente basura.

Cada que podían me nombraban como "La cazafortunas" o "La oportunista". Salí del navegador y abrí otra notificación que me devolvió a él.

Y era igual o peor que la anterior.

En la mayoría de enlaces me topaba con el video del restaurante, es increíble lo fácil que es sacar un video de contexto.

Seguí abriendo los enlaces y en todos me tacharon como una oportunista.

Finalmente abrí uno que tenía por título "¿Oportunista o Afortunada?"

Al menos en este blog no hablaron mal de mi.

Nose cuantos enlaces abrí, pero en todos ellos daban información específica sobre mí, sabían mi edad, la carrera que seguía, información sobre mi familia, todo.

Cuando ya leí suficientes humillaciones lancé mi teléfono a un lado y me senté en el suelo escondiendo mi cara en mis rodillas.
No sé cuanto tiempo estuve así, pero el timbre de una llamada me hizo soltar la respiración que no sabía que esta conteniendo.

Me arrastré hasta donde estaba mi teléfono y sin molestarme ver quien era, contesté.

-¿Bueno? -Dije poniendo el altavoz para no tener que acercar demasiado el teléfono a mi oído, debido a las mil notificaciones que llegaban por segundo, se había calentado y tenía miedo de que explotara en mi cara o algo así.

-¡MALDITA OPORTUNISTA! -Un chillido femenino hizo que me estremeciera y viera a la pantalla de mi teléfono, era un número desconocido.

-Disculpa, creo que marcaste el número equivoca-

Me detuve a mi misma cuando entendí todo.

¡NO ME JODAS QUE FILTRARON TU NÚMERO!

Mierda.

Colgué la llamada de inmediato, tomé mis cosas y fui directo a la habitación mientras mi teléfono recibía llamada tras llamada.

Cuando entré vi a Naya ahí pero la ignoré y me senté en mi cama a ver como ñ recibía llamadas de números desconocidos.

La desesperación se apoderó de mi y empecé a contestarlas.

Eran insulto tras insulto, y lo peor... todas eran chicas.

Empecé a desesperarme mientras me agarraba la cara con las manos, Naya se había girado hacia mi pero no se acercaba.

Y no lo hizo, tomó su cartera y salió de la habitación sin decir nada.

El timbre del teléfono estaba empezado a ser demasiado molesto, tapé mis oídos para dejar de escucharlo pero era imposible.

En un momento de ira y desesperación contesté una llamada y deje que la ira se apoderará de mi.

-¡BASTA! ¡YA BASTA! -Grité sin tener idea de quien era. -¡SI QUIERES INSULTARME NO LO HAGAS A TRAVÉS DE UNA MALDITA PANTALLA!

Iba a colgar pero entonces él habló, y toda la ira se evaporó por completo.

-Pero, ¿que demonios fue eso, Adhara?

Su voz se metió en lo más profundo de mi, 6 palabras despertaron un millón de recuerdos, tristes, felices, demasiadas emociones que justo en ese momento no podía permitirme sentir, ni mucho menos controlar.

DESTRÚYEME | Jack RossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora