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─Page, dos minutos antes de que te vayas. ─La voz varonil de uno de los instructores, Jeremy o Jey como lo llamamos, atrae mi atención.

Desde que llegué aquí, Jeremy se ha encargado de ponerme al día y presionarme para que avance más rápido.

─Jey, ¿sucede algo? ─Hablo mientras cierro mi mochila y me la cuelgo en el hombro.

─Si. ─La seriedad de su voz me preocupa. Por unos segundos el guarda silencio, pero al ver mi intriga, habla finalmente. ─No podrás audicionar Page, lo siento.

En cuanto dejó de hablar, mi mochila cayó desde mi hombro al suelo, tardé en procesar lo que acababa de decir.

─P-pero ¿qué? ─Cuestioné, tal ves había escuchado mal.

─Alguien contactó al equipo de organización del evento. ─Empezó a explicar. ─Alguien se quejó por el poco tiempo que llevas aquí.

Cuando explicó lo que había sucedido, quise sentirme enojada, pero no pude, me sentí decepcionada, derrotada. Las lágrimas invadieron mis ojos pero no les permití salir.

─Entiendo... ─Murmuré en voz baja.

─Tranquila ─Jey puso su mano en mi hombro. ─El próximo mes ya no tendrán excusas para impedirte participar, y ten en cuenta algo... ─Con su otra mano tomo mi mentón y lo levantó. ─Si alguien se quejó, lo hizo porque te teme, porque le temen a tus habilidades y al hecho de que los opacarás. ─Inesperadamente Jay dejó un beso en mi frente. ─Ahora ve a casa, lo hiciste muy bien hoy. ─Dicho esto me dio una última sonrisa y desapareció por una de las puertas.

Me dejó un poco desconcertada, pero no de mala manera, no fue un beso en términos románticos, fue más como protector, me trasmitió calma.

Fue un acto casi familiar, fue algo que Josh haría.

Con la manga de suéter extraje las lágrimas que estaban por desbordarse, tomé mi maleta y salí del estudio.

El cielo ya se veía un poco oscuro, no tanto pero en unos minutos daría paso a la noche. De mi bolsillo trasero saqué mi teléfono para solicitar un Uber.

Llevo dos días transportándome en Uber, desde lo que pasó con Jack, no había hablado con él, no lo busqué y el tampoco me buscó.

No les mentiré, esperaba que al siguiente día viniera a mi y arreglaramos las cosas. Y no, no estoy siendo dramática ni orgullosa, este problema lo empezó él, es justo que sea él quien busque solucionarlo, fue él quien decidió usar gritos, yo no tengo porque disculparme.

En cuanto a la chica que vi en el piso, la vi ayer en la residencia, hablaba con Chris y... a su lado estaba Jack.

Por lo poco que escuché, ella estaba buscando una habitación.

No pude ni quise escuchar más, el Uber esperaba afuera, pero en lo poco que ví, Jack la miraba de una forma inexplicable y cuando me miró a mí... solté un suspiro de alivio, el brillo en sus ojos seguía ahí, intacto.

En cuanto nuestras miradas cruzaron todo alrededor desapareció, por unos segundos quise correr a abrazarlo, quise decirle que estaba bien, que estábamos bien, pero no era yo quien debía hacerlo.

Solo salí y me subí al Uber, poco antes de perder de vista la residencia, él salió, se subió a su auto y se fue.

¿A donde? No tengo idea.

─¿Desireé? ─Una voz femenina me sacó de mis pensamientos.

Mi Uber llegó.

Asentí y me subí al auto, en cuanto miré a la conductora, por alguna razón su rostro se me hizo familiar y al parecer a ella también le pasó lo mismo.

DESTRÚYEME | Jack RossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora