La familia Houghton

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Capítulo 14

La familia Houghton

No estaba nerviosa.

No estaba para nada nerviosa, ni mis manos estaban sudando y tampoco había caminado sin parar en la última hora. Estaba tranquila, sin preocupaciones y sin ningún tipo de pensamientos intrusivos  que pudieran afectar mi estabilidad emocional.

Busco a Nala con la mirada y ella me observa con recelo desde uno de los mullidos sillones de la habitación. Me acerco a ella, la tomo en mis manos y ella suelta un maullido en protesta. Probablemente porque había interrumpido su relajante tarde, pero no importaba. Si yo no estaba bien, ella tampoco podía estarlo. Lo mínimo que podía hacer era ofrecerme su compañía en estos momentos.

Pongo a Nala sobre mi regazo y empiezo a acariciar su cabeza sin parar.

Estaba en negación.

Estaba hecha un completo manojo de nervios y no podía evitarlo. Eros podría aparecer en cualquier segundo a tocar mi puerta y no había nada que pudiera hacer para detenerlo. Estaba complemente vestida con un elegante vestido corto color negro y un blazer beige, los cuales estaban en el armario del cual nunca me había atrevido a sacar prenda alguna. Muchas personas habrían cuestionado el color de mi atuendo, pero a quién quería engañar. Esta noche era mi funeral.

No tenía idea del motivo de la cena y tampoco me había atrevido a preguntar por este. Eros nunca compartía nada y más si se trataba de su familia. Demonios, el maldito me había dado un insignificante día para prepararme y este no había sido suficiente; aunque dudaba que alguna vez pudiera estar preparada para cualquier interacción con su familia.

¿Irían Mark y su esposa?

No lo sabía. Es más ni siquiera recordaba el nombre de su esposa.

¿Era más una cena familiar o una cena de negocios?

No tenía idea. En esta familia todo era posible.

¿Tendría que haber preparado algún regalo?

Suponía que la respuesta a esa pregunta era un rotundo sí, pero al mismo tiempo no sabía que obsequiarle una familia que ya lo tenía absolutamente todo.

¿Le caería bien a la familia de Eros?

No era que me importase demasiado esa respuesta. No tendría que verlos todos los días, pero caerle mal a la familia de tu esposo falso no sonaba demasiado tentador. Especialmente si a este no le importaba demasiado tu vida y si dicha familia podía hacer de esta un verdadero infierno.

Unos golpes se hacen escuchar en la puerta y mi espalda se tensa automáticamente. Dejo a Nala a aun lado y ella se lanza a correr como si su vida dependiera de ello. Tal vez, solo tal vez, la había acariciado un poco más agresivamente de lo normal.

Tomo mi bolso, me dirijo hasta la puerta y pongo la cara más neutra que puedo. Algo que había aprendido del mismo Eros.

—Interesante elección de color— dice él cuando abro la puerta.

Eros estaba vestido de formal elegante, con unos pantalones beige oscuro y una mangas largas negra con cuello de tortuga.

—Lo mismo digo— respondo mientras comienzo a seguirlo por el largo pasillo de la casa.

Me encontraba algunos pasos detrás de él y podía apreciar como sus hombros se encontraban tensos. A decir verdad, aunque aún se movía con elegancia absoluta, toda su postura estaba tensa. Eros sabía esconder muy bien sus emociones, por lo que nunca antes lo había visto tan tenso cómo está noche. Ni siquiera cuando le habíamos mentido a su padre, o en ninguna otra ocasión.

Mi jodido JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora