No me agradas

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Capítulo 13

No me agradas

Las palpitaciones martillando mi cabeza eran tan dolorosas que la sola acción de moverme parecía imposible en estos momentos. Mi lengua parecía más una lija en mi propia boca y mi garganta pedía a gritos algún liquido que pudiera saciar su sequedad.

Intento abrir los ojos pero estos se mantienen abiertos por menos de un segundo antes de ser cerrados nuevamente, la claridad del ambiente era demasiada y las puntadas en mi cabeza me indicaban que la mejor opción era mantenerlos cerrados. Mi cuerpo tambien se sientía pesado, pero al menos este se encontraba sobre una cómoda superficie.

Vagamente recordaba haber dicho que dormiría en la alfombra, y si esta era la alfombra mis felicitaciones a su creador. Este había hecho un gran trabajo en encontrar la textura, suavidad y...

Mis ojos se abren de golpe, aún con la luz quemando mis retinas.

Este no era el departamento en donde había vivido los últimos años de mi vida. Mis ojos recorren la habitación rápidamente e ignoro la puntada que parecía haber traspasado lo más profundo de mi cerebro e imágenes del último mes empiezan a llegar una tras otra de forma dolorosamente lenta.

El hombre dormido al lado mío confirmaba que la pesadilla que había tenido era mi nueva realidad.

Su cabello revuelto se esparce libremente contra la almohada y aunque sos ojos permanecen cerrados, sé que el gris de una tormenta se esconde tras ellos.

Mi muy jodido esposo estaba plácidamente dormido a mi lado.

Intento moverme muy sutilmente y para mi desgracia uno de mis brazos se encontraba abrazado a su perfecto abdomen y el otro estaba bajo su cabeza. Mis piernas también se encontraban extrañamente enredadas con las suyas e intentar escapar sin despertarlo era imposible.

Literalmente imposible.

Mi vida estaba destinada al fracaso y mi único deseo era que las puntadas en mi cabeza terminaran por matarme.

Entonces decido quedarme ahí, sumergida en esa posición con los ojos abiertos observando todo pero sin observar nada mientras dejo que más imágenes se deslicen por mi ya atrofiada mente. Bien, recordaba que había ido al hospital y que había visto a mi madre y a Todd después de mucho tiempo. También recordaba mi conversación con el doctor Lowan y esta no había sido buena, al contrario, esta había desencadenado una serie de eventos desafortunados.

Siento el aire abandonar mis pulmones a la vez que todos los músculos de mi cuerpo se paralizan.

Yo en el bar bebiendo como si no hubiera mañana. Eros en el bar sacándome como una bolsa de papas. Yo gritando y pataleando. Eros gritándome. Yo tirándole mis zapatos.

Y el beso.

Demonios.

Por amor a lo bendito.

Por la santa paloma blanca.

Eros y beso eran dos palabras que no podían estar juntas en la misma oración y yo había roto el protocolo. Yo lo había besado. Técnicamente lo había agarrado del cuello, bajado a mi altura, y había no muy grácilmente estampado mis labios con los suyos.

Un escalofrío recorre mi espalda mientras lo miro desde mi posición. Su respiración era lenta y apaciguada y su boca se encontraba ligeramente entreabierta. Pequeños mechones oscuros caían sobre su frente y por mi parte sentía un fuerte impulso de removerlos. Sus pestañas al igual que su cabello eran oscuras y arqueadas, y lucían en completa sintonía que el perfecto puente de su nariz.

Mi jodido JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora