La felicidad es relativa

16K 1.5K 636
                                    


Capítulo 16

La felicidad es relativa

— ¿Que te parece este? — le pregunto a Nala sosteniendo una camisa verde musgo por encima de mi cuerpo.

Sabía que no recibiría respuesta alguna de su parte, pero al menos tenía su atención. Sus ojos color ámbar recorren mi rostro y luego la prenda que estaba sosteniendo. Segundos más tarde decide girar sobre su cuerpo y hacerse una bola sobre la mullida cama, cerrando los ojos en el proceso.

—Tomaré esa respuesta como que nuestra búsqueda por el outfit perfecto ha terminado porque me veo increíble— digo y le lanzo una falda de cuadros que se encontraba sobre el tocador a mi costado.

Ella se remueve bajo la prenda, pero se queda bajo esta. Negándose a salir.

Sin prestarle más atención termino vistiéndome con una falda de tubo negra y la camisa de seda verde musgo. Tenía que admitir que me veía bien. Casi importante, por así decirlo. Al final había sucumbido ante la idea de utilizar las prendas que estaban en el armario del infierno. No eran particularmente mi estilo, pero me hacían lucir estilizada y pulcra.

Dos cosas que ahora necesitaba desesperadamente.

Había buscado trabajos en anuncios y páginas de internet, pero había fracasado estrepitosamente. Así que ahora saldría al mundo y buscaría trabajos como se hacía antes.

Yendo a las oficinas y preguntar si tenían alguna vacante.

No era que necesitara el dinero. Ahora estaba casada con una de las personas más ricas que conocía, pero quería tener la satisfacción de tener mi propio dinero y además, seguía huyendo del maldito examen de ingreso para cual todavía tenía que estudiar. Aunque eso también lo tenía resuelto, trabajaría durante el día y he iría a clases durante la noche.

El perfecto plan para nunca más ver a Eros.

Salgo de la habitación con decisión y bajo las escaleras hasta llegar al comedor. Eros estaba sentado en su lugar sosteniendo su periódico y bebiendo de su típica taza de café. Sabía que me había escuchado ya que mis tacones no eran exactamente los más silenciosos contra el piso de mármol.

A diferencia de nuestra rutina en el pasado, en lugar de sentarme en mi lugar junto a él, me dirijo directamente a la cocina donde encuentro a Camille, con sus gafas de lectura sosteniendo un libro de recetas.

—Buenos días, Camille

—Buenos días, querida. ¿Que desayunarás hoy?

Tomo una de las tazas y me sirvo un poco de café.

—Comeré uno de los muffins que hiciste ayer. Estaban deliciosos y definitivamente necesitaré esa receta.

Ella suelta una pequeña risa mientras se dirige al lugar en donde yo había guardado los muffins. Toma un plato, uno de los muffins y los pone justo frente a mi. Por mi parte arrastro una de las sillas y me dejo caer en ella. En el ultimo mes Camille y yo habíamos pasado bastante tiempo juntas en la cocina, por lo que esta interacción ya no era para nada fuera de lo común.

— ¿Que te parece si llevo tu desayuno al comedor? — pregunta ella mirándome a través de sus gafas de lectura.

—No, gracias. Tomaré mi desayuno aquí.

Doy un gran mordisco al muffin y luego le doy un sorbo a mi café.

—Estoy segura de ya sabes que Eros ha regresado de su viaje.

— ¿De verdad? — pregunto con inocencia— No lo había notado.

Ella se cruza de brazos y me mira de la misma forma que lo hacía mi madre cuando me atrapaba mintiendo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 06, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi jodido JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora