Secretaria o no

169K 10.1K 3.7K
                                    

Capitulo 10

Secretaria o no.

Entrecierro los ojos y siento el picor de las cebollas en ellos a la vez que batallaba para no derramar ninguna lágrima.

Mis manos se mueven rápidamente para terminar de cortar un poco mas hasta finalmente terminar con la tarea de cortar todas las cebollas. Acto seguido las lanzo todas al sartén y luego agarro un pimentón verde para repetir el mismo proceso.

Podía sentir la mirada de Eros taladrando mi espalda, pero decido ignorarlo completamente mientras continúo preparando la comida. 

El día de hoy había sido resumidamente tranquilo en pocas palabras. Ayer habíamos llegado al acuerdo de que yo lo ayudaría a encontrar una nueva secretaria y también ayudaría a entrenarla; pero que también visitaría a Todd y empezaría la universidad.

Una pequeña sonrisa se forma en mis labios mientras continúo cortando los vegetales.

Una vez terminada la universidad, menos personas dirían que estaba poco calificada.

Por otro lado, la búsqueda para la nueva secretaria de Eros había sido mucho más difícil de lo esperado. Esta mañana había ido con él al trabajo y Rose había tenido razón. Decenas de personas estaban aplicando al trabajo y mi usualmente tranquilo piso había sido llenado mayormente por mujeres buscando ocupar mi posición.

Dos sensaciones habían recorrido mi cuerpo en ese momento. Celos de que ellas tenían la oportunidad de tomar mi empleo y lástima, porque no sabían con quien se estaban metiendo.

La sensación había sido desconcertante, porque tiempo atrás dejar ese trabajo era todo lo que quería hacer en este mundo. Tal vez me sentía así porque era el único empleo en el que había sido buena.

Nada más.

En resumen, todas las postulantes o entraban temblando como una hoja o sintiéndose dueñas de todo el lugar. Niego levemente con la cabeza recordando a todas las postuladas. Hoy definitivamente no habíamos encontrado un termino medio.

Por lo que ahora estábamos de regreso y aquí me encontraba yo, cocinando un pollo salteado acompañado de verduras rehogadas. Por un momento me pregunto si debería preparar un poco de ensalada para acompañar la cena, pero elimino el pensamiento casi de inmediato.

No era su cocinera.

─Esto...─ digo señalando al lugar alrededor nuestro y me giro hacia él ─ No se volverá algo de todos los días.

Sus fríos ojos grises me miran impasibles, pero solo se limita a encogerse los hombros. Algo que me había dado cuenta de que hacía muy a menudo últimamente.

Estaba sentado sobre la mesada de mármol blanco. Recargando su peso en ambas manos que se encontraban posicionadas a cada lado de su cuerpo. Se había sacado la corbata y esta descansaba plácidamente su lado.

Mechones de su cabello negro caían despreocupados por algunos lugares de su frente y su cincelado rostro no parecía estar tenso a la vez que me observaba. Mis ojos se encuentran con los suyos y me doy cuenta de que la usual frialdad que los caracteriza sigue tan presente como siempre.

Algunas cosas nunca cambian.

─Nunca esperaba que lo fuera─ dice luego de un momento sin interés alguno.

Sin nada más que decir le doy una ultima mirada y vuelvo a mi cocina. Aunque me costase admitirlo, la cocina era uno de mis mayores placeres. No lo hacía muy seguido porque nunca tenía el tiempo suficiente de hacerlo y tampoco me gustaba cocinar solo para una persona. Por lo que cocinar para Eros tampoco era tan malo como lo quería hacer sonar.

Mi jodido JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora