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El atardecer bañaba Buenos Aires completamente, y aquellos cuatro inmigrantes, sobre todo Zayn y Louis, disfrutaban del corte que habían hecho en la calle para poder jugar al fútbol.

Niall y Harry, por otro lado, estaban más ocupados en intentar crear un vínculo con Mia, dado que Pia era mucho más extrovertida y risueña, al contrario de su hermano.

A Harry le hacía recordar a cuando él y Louis tomaron confianza esas semanas de cuarentena, cuando el italiano le decía esos piropos medios subidos de tono o le hacía mimos que mucho tenían de pecaminosos.

El español había comenzado a preocuparse por la salud de Louis, sobre todo por su corazón. Le parecía extraño el desmayo a la salida del burdel, más aún el hecho que se le hubiera detenido su músculo vital.

Sabía que Niall había estudiado algo de enfermería, y que por eso le podía realizar las maniobras de reanimación, pero de igual modo no tenía la información suficiente como para descartar o no algún diagnóstico.

Así que sólo se limitaba a observarlo, cada uno de sus pasos, su manera de respirar, de hablar, de mirarlo... bueno, a todo en general.

Suspiró con su libreta de dibujo en sus manos, había estado haciendo un par de bocetos, inspirados en la noche que fundieron su amor y juraron hacerlo eterno. Y quería que reflejara cada parte del acto en si, desde la ternura y cuidado con que Louis lo tocó, hasta el atrevimiento que tomó al día siguiente, cuando lo levantó entre besos y caricias.

Estaba concentrado en dibujar la manga, intentando que fuera algo así como con un bombé y que su largo llegara hasta arriba de las rodillas, con un cuello bote, y le pondría gemas brillosas en los extremos, para que también tuviera el brillo de la primera vez que lo vio.

Fue entonces, cuando estaba trazando la parte de la mano, que sintió un pelotazo en el centro de su cara.

Y si no hubiera sido porque la pelota era trapo, probablemente le habría quedado marca.

Parpadeó para aclarar su visión e intentar comprender qué le había pasado. Pero entonces, escuchó la risa inconfundible de Niall y las alpargatas de Louis chasqueando contra el pavimento.

—¡Amor!—le gritó mientras se acercaba a él, con la culpa emanando por todos sus poros.—¡Perdón! ¿Estás bien? Le dije a Zayn que tuviera cuidado.

—¿Quién eres?—el español respondió, frunciendo el ceño.

—¡Ay no!—Niall sintió que el corazón se le caía a los pies, que el aire no le pasaba.

Louis se quedó fijo, mirándolo a los ojos, con sus manos apoyadas en las rodillas del español.

—¿Hazz?

—¿Niall? ¿Quién es él?—inquirió, señalando a Louis con el ceño fruncido.

—Louis. Louis Tomlinson.—se apresuró a responder el italiano.—Somos amigos, ¿no te acordás?

Harry negó con la cabeza.—No.

—¡Ay! La puta madre.

Zayn se acercaba a ellos, con una sonrisa pintada en sus facciones. Una que duró poco al prestarle atención a las caras de sus amigos; literalmente estaban pálidos, con el ceño fruncido e incluso pensó que Niall estaba teniendo un ataque. Realmente, no parecía que estuvieran ahí, como si hubieran visto a un fantasma.

—Che...—los llamó cuando estuvo más cerca de ellos.—¿Qué pasó?

—Le pegaste un pelotazo y se nos fue.—histérico, Niall comentó.

Inmigrantes [L.S] ✔ #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora