Día de muertos.

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Había buscado tantas maneras que parecían inútiles y desesperadas que la esperanza como si de una desgastada vela se tratara, se apagaba lentamente.

Le dolía el corazón
cómo le dolía su desaparición.
Quería verlo tanto,
Como ver un cielo calmo.
Quería sentirlo otra vez,
Y apreciar el lindo color de su tez.
Blanca cómo el algodón,
De ese que te derrite el corazón.
Intentó tanto que parecía loco,
Pero, ¿quién no lo es un poco?

La tradición latina del día de muertos parecía espectacular.
Si de volver a verlo se iba a tratar.

Compró muchas velas de colores vivos,
Colores maravillosos y altivos.
Casi como era él, como era Tony.
Estar sin él era como morir,
Era como vivir y dejar de existir.

Entonces organizó un altar solo para él,
Y esperaba que dondequiera que estuviese lo pudiese ver.
Deseaba que llegara a casa y le acariciara una vez más,
Tal vez eso le daría un poco de paz.
Deseaba poder volver a besarlo,
Deseaba poder volver a abrazarlo.

Y cuando cayó dormido después del llanto,
Él llegó adonde Peter lo esperaba tanto.
Bebió del Whisky que en su ofrenda había,
Y comió de la comida que Peter sabía que prefería.
Y antes de marcharse miró a Peter, a su amado, y solo podía pensar,
Que no lo quería volver a dejar,
Así que de rodillas se colocó ante él,
Agradeció a la vida y a la muerte la oportunidad de haberlo podido tener.
Le dio un largo y profundo beso en la frente,
Antes de ponerse de pie y sentirse inerte.

Era hora, tenía que irse otra vez,
Agradecía a la muerte la oportunidad a pesar de su gelidez.

Y así sería hasta que se volvieran a ver, quizás en muchos años o en un mes.
Su amor seguiría vivo, aunque uno de ellos no lo estuviese.

FIN.

Cortos Starker.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora