Seducción

Capítulo 20

Capítulo 20 "Y todo se complica"

Emmaline Rose

Respondo a su abrazo y froto lentamente su espalda, tratando de confortarla. Honestamente me encuentro perpleja, aún procesando todo lo que ha pasado desde que llegué.

—Está bien Kenz, tranquila.

Ella gimotea tratando de decirme algo, aunque no consigue articular palabra. Solo una vez en mi vida la había visto en un estado tan vulnerable como este, pues a partir de ese momento ella se prometió que no volvería a permitir que algo tuviera tanto poder en ella como para hacerle daño, lo que aumenta mi incertidumbre por conocer el motivo que la tiene así.

Toma un poco de aire antes de volver a intentar hablar.

—Jamás engañé a Elliot, te lo juro —hipea con voz rota.

—¿Estás segura? —pregunto con voz conciliadora— Espero sepas que puedes decirme cualquier cosa. No voy a juzgarte, lo sabes, ¿verdad?

Termina nuestro abrazo y me toma por los hombros. Sus ojos comienzan a lucir rojos e hinchados por el llanto.

—Necesito que me creas, Emma. Necesito que me ayudes a que Elliot lo crea también.

Asiento lentamente, sopesando lo que dice.

—Te ayudaré en lo que necesites, pero antes tienes que responderme algo.

Aleja su mirada de la mía y su vista se pierde en algún punto de la habitación.

—Kenzie, mírame —regresa su mirada a mí de forma renuente—. ¿Quieres seguir con él?

—No puedo dejarlo, Emma —niega lentamente con la cabeza—. A mi padre no le gustaría eso.

—Esa no fue mi pregunta.

Vuelve a sollozar y mi corazón se parte por cada lágrima que cae por sus mejillas.

—No puedo decírtelo, al menos no por ahora.

Justo en ese momento entra su ama de llaves, Isabelle, con una bandeja con dos tazas.

—Lamento mucho interrumpir —Se acerca hasta la cómoda, donde deposita la bandeja y toma una taza humeante que enseguida le entrega a mi amiga—. Es un té para calmar sus nervios, mi niña. Bébalo, le hará bien.

Con manos temblorosas, Kenzie lo toma.

—Gracias, Isa —trata de sonreírle—. Creo que lo necesitaba.

Comienza a beber su té bajo un incómodo silencio. Isabelle me ofrece una taza de té, que apenas y puedo probar. Quisiera hacerle un montón de preguntas sobre todo lo que ha estado ocultándome, quisiera que me dijera cómo va su relación con Elliot y qué tipo de relación mantiene con Jordan. Sin embargo, me abstengo. Sé que ahora no es el momento oportuno, ella necesita calmarse.

Cuando Kenzie termina su bebida, se acurruca en su cama. Se le nota muy cansada.

Hago el amago de levantarme de la cama cuando su mano en mi muñeca me detiene.

—Por favor, no te vayas todavía. Te necesito —murmura soñolienta.

—No te preocupes, no tengo intención de hacerlo —Isabelle me pasa una manta, que pongo sobre Kenzie—. Duerme un rato, lo necesitas.

—Quiero que sepas que todo lo hago por ella, Emma. Por mi hermana —balbucea antes de cerrar sus ojos.

Isabelle me mira con la tristeza llenando su cara y un escalofrío me recorre ante tal declaración. Acaricio el cabello de Kenzie con delicadeza, empezando a sentir mis mejillas húmedas por las lágrimas traicioneras.