Seducción

Capítulo 9

Capítulo 9 "El día siguiente"

Emmaline Rose

Soy presa de la sensación. Quiero huir pero el sentimiento es tan fuerte y nadie parece venir a mi rescate.

Siento humedad en mi piel, el calor me asfixia y lo único que quiero es liberarme de la presión formándose en mi interior. Me retuerzo entre las sábanas buscando un poco de alivio, uno que no consigo.

Un toque posesivo llega por sorpresa abriendo mi pequeña flor y roza las partes más sensibles de ella. No tiene piedad, llega y conquista cada parte que encuentra como si le perteneciera.

En medio de mi neblina juraría escuchar ruegos de mi parte. ¿De qué? Eso no lo sé, pero estoy segura de pedir algo.

No lo soporto más, grito y jadeo en medio de la cumbre del placer hasta que mis ojos se abren por la intensidad del momento. Creía que era un sueño, pero estaba muy equivocada, los gruñidos carnales que invaden la habitación me lo confirman.

Estoy atrapada bajo su cuerpo, muriendo despacio con cada lametón de su lengua. Mi espalda se arquea buscando el placer que necesito. Los labios de Nathaniel pasan de un pecho a otro, besando y succionando con desenfreno.

Coloca sus manos en mi espalda para elevarme hacia él con fuerza. Mis manos bajan hacia su cabello para tirar de él mientras continúa con su asalto. Muerde mi pezón tan fuerte que suelto un grito.

—¿Te desperté? —Su voz parece salvaje.

—¡Nathaniel! —jadeo con fuerza— ¡Ah!

Sus toques agresivos en mi clítoris y sus mordiscos en mis pechos me prenden demasiado, ya puedo sentir como la humedad se expande por mi hendidura, lista para recibirlo.

—Parece que mi pequeña está lista para otra ronda —Libera mis pechos para besarme con fervor.

No pierde el tiempo y entra en mí de una sola estocada. Gimo al recibirlo, mi cuerpo se encuentra adolorido por haber perdido mi virginidad hace apenas unas horas. Sin embargo, aquí estoy de nuevo, dejando que me monte a su antojo.

Esta vez no tiene compasión por mí, sus arremetidas son duras y rápidas, nada que ver con el trato delicado de mi primera vez. Me aferro a su espalda, arañando y marcando sin poder contener ninguna de mis reacciones.

Luego de pocos golpes más, me libero de nuevo. Sumergida en una nube de lujuria de la que no quiero salir. Gimoteo su nombre hasta que siento como libera su derrame caliente en mi interior. Vuelve a recostarse sobre mi cuerpo, estamos tan cerca el uno del otro que puedo notar las palpitaciones aceleradas de su corazón.

Me murmura halagos a base de palabras sucias que me harían enrojecer en cualquier otro momento. Bajo lentos besos en mi cuello, cierro los ojos y caigo rendida.

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La próxima vez que abro los ojos, es por un sentimiento de presión completamente distinto. Necesito ir al baño para hacer pis urgentemente. Intento levantarme de la cama pero el pesado brazo que sujeta mi cintura se aprieta ante el mínimo movimiento.

—¿Se puede saber a dónde vas? —Su voz es ronca por el sueño.

—Necesito usar el baño —digo tímida.

Gruñe que no me demore y me deja libre. Hago una mueca de dolor cuando comienzo a caminar, mis mejillas enrojecen al pensar en la razón de este dulce sufrimiento.

Luego de utilizar el baño, lavo mis manos y utilizo el cepillo de dientes de Nate. Me miro en el espejo, mi reflejo me muestra a la misma chica de siempre, pero me siento completamente distinta. Como si una parte de mí que permanecía dormida hubiera salido por fin a la luz.