— Papá, mamá, este es Flavio.
El moreno extendió el brazo hacia Juan primero para estrechar su mano cordialmente y que viese que estaba bien educado. El padre de la rubia se le quedó mirando sin entender muy bien que hacía, intercalando miradas entre su familia y el pianista. Flavio se comenzó a poner nervioso con el brazo en alto e incluso se planteó bajarlo para no hacer el ridículo, pero el hombre tiró de él para envolverle entre sus brazos haciendo que de primeras se le cortase un poco la respiración hasta que reaccionó e hizo lo mismo. Vio por detrás a Samantha riéndose con su madre y con su hermana de la situación, y a Álex vacilándole, haciendo que se abrazaba a sí misma hasta desmayarse. La valenciana le dio un golpe discreto a su amiga intentando que no la vieran su madre y hermana, pero ya era tarde y ambas estaban muertas de la risa por la intensidad de Juan. Se separaron con Flavio algo aturdido, nervioso y sonrojado por el intercambio entre ambos, y su padre para rematar le dio unos golpes amistosos en la espalda que le retumbaron más de lo que seguramente el hombre pretendía. Luisa se acercó también a darle dos besos y un pequeño abrazo, sin apretar tanto como su marido para evitar que el chico se pusiera aún más rojo y que se le saliese el corazón por la boca.
— Un placer, señores Gilabert — dijo con una sonrisa tímida después de lograr recomponerse un poco.
— Uy, que nos ha llamado señores Gilabert — dijo su padre dándose la vuelta a mirar a su familia ofendido — Llámanos Luisa y Juan, chico.
— Es que es muy educado — rió Samantha cogiendo a su hermana del brazo — Y esta es mi hermana. Débora.
— Encantado — dijo dándole dos besos.
— Que mono — le dijo a su hermana una vez se separaron, haciendo que el moreno se pusiese como un tomate de nuevo.
— Lo sé — dijo enganchando a Débora y Álex del brazo — Vamos a hacer café, ¡sentaos!
Flavio se quedó hablando con los padres de su novia mientras Samantha tiraba de ellas para llevarlas a la cocina y dejarlos un rato que se conociesen. Sabía que el moreno la iba a querer matar por dejarle solo, pero lo mejor era que él viera por sí mismo que les caía bien sin que tuviera que estar alguien de confianza delante. El chico había estado varios días preocupado con el tema porque temía que solo se llevaran bien si Samantha estaba delante para mediar, así que optó por desaparecer con su hermana y su amiga hacia la cocina para charlar un rato hasta que se hiciera el café y volviesen con el resto al salón. No tenía ninguna duda de que le iban a adorar, pero aún así prefirió no crearse esperanzas hasta volver al salón y ver las caras de sus padres, que eran siempre muy aclaratorias sin necesidad de expresarse en alto.
— Pobre, le dejas solo ante el peligro — rió la morena sentándose en una de las sillas de la cocina.
— Le vendrá bien, le conozco.
— Tiene cara de buena persona —dijo su hermana sentándose junto a la representante — Es de estos tíos a los que miras y sabes que puedes confiar en ellos.
— ¿Sí? — preguntó emocionada viendo que su hermana pensaba eso de él — Pues es justo así, el chico más bueno del mundo.
— El único defecto que tiene es que no sabe conducir.
— Álex...
— Es que Débora, ¿te puedes creer que soy su chofer? — preguntó fingiendo estar ofendida — No tengo suficiente con que me restrieguen su amor por la cara, también tengo que ser su hada madrina que los junta.
— ¡Si siempre te ofreces tú!
— ¡Porque soy un amor de persona!
— ¿Cuánto se queda esta vez? — preguntó su hermana para cortar el pequeño pique de las amigas.
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Cuando se alineen las estrellas • Flamantha •
FanfictionUn encuentro fortuito y una búsqueda harán que Flavio y Samantha coincidan una vez. Será el comienzo de una amistad que dará lugar a una bonita historia de amor. El destino los quiere juntos pero la vida no es un cuento de hadas. ¿Se alinearán las...