Se busca

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Su propósito personal cada mañana era despertarse antes de que la alarma lo hiciese. Levantarse con ese estruendoso sonido solo hacía que su día ya comenzase mal y era sinónimo de estar de mal humor desde esa hora hasta que se acostase por la noche. Le gustaba ser ella la que decidiese el momento y hacerlo tranquilamente sin necesidad de asustarse por el repentino ruido. Igualmente la ponía por si acaso algún día se fallaba a sí misma y no ganaba al ruido infernal. Se desperezó como pudo y sin abrir los ojos alcanzó el móvil que reposaba sobre la mesilla de noche. Intentando que la luz no la cegase, lo encendió y revisó sus emails y chats por si había alguna novedad, pero lo único que llamó su atención fue el mensaje de Eva preguntándola si ya la había perdonado por lo del día anterior.

Salió del baño como un rayo con la falda aún mal colocada y haciendo que se le subiera con la carrera del lavabo al salón donde escuchaba a sus amigas reír. Cuando la vieron aparecer por la puerta con el móvil en la mano y descolocada, no pudieron evitar soltar una carcajada aún mayor.

— Ni puta gracia me hace, la verdad.

— Tía, que es una broma — dijo apenada Eva al notar que se había enfadado de verdad.

— Lo he hecho de broma con vosotras solo por daros el gusto y vas y lo subes...

— Pero si no pasa nada, Sam — la tranquilizó Anajú —. Se lo tomarán a broma como todo lo que sube Eva.

— Ahora se van a reír de mí por lo mal que dibujo.

— No todo se te puede dar bien en la vida, titi.

— ¿Y si lo ve? — preguntó asustada a sus amigas ¡Es que solo te ha faltado poner ''SE BUSCA''!

— Samantha, no tiene ni idea de quién eres — la recordó Anajú.

En eso llevaba razón la turolense. Si no tenía ni idea de quien era, seguramente no iba a ver absolutamente nada y menos el Instagram de su amiga. Respiró tranquila pensando que la faena ya estaba hecha y que por mucho que lo borrase, mucha gente ya lo tendría capturado y compartido.

— Es verdad — afirmó —, pero me hubiera gustado que me preguntases antes, joe.

— No pensé que te iba a molestar, perdón.

— No me molesta, pero ¿y si me buscó y ahora sí sabe quién soy? — preguntó asustada — Me daría muchísima vergüenza que lo viera.

— No creo que lo haga — razonó Maialen —. Además, una persona morena con gafas es lo más común del mundo.

La valenciana asintió pensando de nuevo en que su amiga llevaba razón y no iba a pasar absolutamente nada por ese story tan estúpido que había subido Eva. Volvió a donde estaba sentada antes de ir al baño y se quedó pensativa mientras miraba de nuevo el horroroso dibujo. A pesar de que sus amigas llevaban razón, no podía evitar sentirse nerviosa ante la idea de que el chico llegase a verlo y pensase que era una acosadora por alguna razón. Había entrado de golpe en su tienda sin dar muchas explicaciones y tampoco se había esforzado en intentar darlas, por lo que seguro que ya tenía una mala imagen de ella por mucho que en ese momento no hubiera restos en su mente de quién era. Entonces, se arrepintió profundamente de su arrebato de egocentrismo y sintió que no debería haberle dicho su nombre completo al moreno en un intento de hacer que se le encendiese una bombilla imaginaria. Claramente no lo había hecho en el momento, ¿pero la habría buscado cuando llegase a casa? ¿Se lo habría dicho a alguien? Mil preguntas se cruzaban por su mente produciéndola una pequeña presión en el pecho al no saber con seguridad lo que estaría pasando en la capital. Suspiró por última vez intentando ahuyentar los pensamientos negativos y convenciéndose de que realmente no pasaba nada y que todo iba a quedar en una anécdota que contarían de copas otro día.

Cuando se alineen las estrellas • Flamantha •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora