Capítulo 16

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- ¿Scarlett?

Entre sueños escucho que llaman mi nombre, pero estoy tan exhausta que mi cuerpo se rehúsa a reaccionar.

-¡Scarlett!

¿Por qué gritan?

No sé con qué fuerza consigo abrir uno de mis ojos y lo único que veo es la luz del sol, que entra por la ventana, dándome justo en el rostro. Dios, mi cabeza va a estallar. Roto mi cuerpo hacia el otro lado, sin despegarme de la cama, y me encuentro con la cara de Matt a escasos centímetros de la mía. Me echo hacia atrás asustada y él suelta una carcajada. Bufo molesta y vuelvo a cerrar los ojos, intentando concentrarme en el sueño que estaba teniendo hasta hace tan solo unos momentos.

-Despierta, mujer- siento como su cuerpo cae sobre mí, dificultándome la respiración y obligándome a abrir los ojos otra vez.

-Mierda, Matthew, sal de arriba mío- chillo intentando hacerme a un lado.

Matt ríe y se deja caer otra vez junto a mí. Le lanzo una mirada asesina, pero él me sonríe, achinando los ojos y dejando a la vista las grandes bolsas que trae debajo de ellos.

-Así van a mirarte tus amigas mañana por no haberles avisado que llegaste viva a casa.

Oh no... no, no, no. Lo olvidé por completo. Van a asesinarme, o al menos Rose lo hará; Astrid no debe recordar ni la mitad de lo que dijo... Aiden. Y la conversación que tuvimos en el coche. La sudadera.

-¿Sabes qué? Tal vez lo mejor sea que me quede aquí para siempre- le digo, escondiéndome debajo de las sábanas.

Tenía razón; tendría que haberme hecho caso y no haberle seguido la corriente a Astrid. Haber ido a esa fiesta solo me trajo más problemas, y mañana tendré que enfrentarme a todos y cada uno de ellos, empezando por Alisa. ¿En que momento pensaste que avalanzarte sobre ella era buena idea, Scarlett?

Y Derricks, oh, él sí que no querrá verme la cara; puedo llegar a golpearlo muy fuerte por haberle presentado a Matt al grupo de drogones que se hacen llamar sus amigos.

-Eres una cobarde- entre risas, Matt levanta la tela blanca que cubre mi cabeza y me da un golpecito con sus dedos en la frente-. Sal de ahí, vamos. Ya son las dos de la tarde.

- ¡¿Qué?!

No suelo dormir tanto, ni siquiera los fines de semana, pero está claro que toda la locura de anoche me ha dejado mentalmente y físicamente agotada. Y no han sido solo personas las encargadas de haberme dado la jaqueca del año; a duras penas puedo recordar la cantidad de tragos que han pasado por mis manos, sin contar la botella que Rose robó de entre los escombros de la cocina.

De golpe me entran náuseas.

-Así es, fea durmiente. Duermes como un tronco- se burla.

-Si no te mueves, pienso vomitar sobre tí- Matt hace una mueca de asco, pero ni se inmuta por mi amenaza, y apenas levanta el torso desnudo del colchón, quedando apoyado sobre el antebrazo-. Ah, y es "bella durmiente", tonto- le reprocho, dándole un empujón fuera de la cama.

Se me escapa una carcajada al ver la cara de pánico que pone cuando casi se desploma contra el piso, y me asesina con la mirada mientras intenta ponerse de pie.

-Había olvidado lo mala amiga que eras. Pero, ¿sabes qué? Yo voy a ser bueno contigo y me voy a encargar de hacer el almuerzo, así que ya levántate- se pone de pie y me señala con el dedo cuando llega a la puerta de la habitación-. Y mueve tu trasero a la ducha, ¿quieres? Hueles a mierda.

Hasta el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora