Capítulo 14

23 5 0
                                    



-Veo que ésta también se ha sumado a la fiesta.

Me doy la vuelta y ahí está, parada con los brazos cruzados a apenas unos centímetros de nosotros, luciendo tan perfecta y engreída como siempre.

Agh, la detesto. A diferencia de Aiden, siendo que ambos me han hecho de las suyas, a Alisa no la quiere absolutamente nadie, salvo el par de idiotas que tiene como amigas. Es mala, engreída, se cree la dueña del mundo solo porque su padre es el dueño de MacQuoid y su madre ocupa un lugar importante en el campo de la justicia. En fin, típica niña rica que ha nacido en cuna de oro, hija única y padres poco presentes.

-Alisa, no la molestes- le dice Darren, apareciendo detrás de ella. Me guiña un ojo, y sigue de largo para saludar a los chicos del equipo.

Al menos una persona con coherencia en ese grupo de mononeuronales.

Aiden viene detrás junto a Noah. Pareciera que ninguno se inmuta de mi presencia, al menos no hasta que Noah corre la vista y me mira con los ojos inyectados de diversión.

- Pues, ves bien - le respondo volviéndome hacia ella, haciendo un gran esfuerzo por controlar mi lengua, porque como siga tratándome de "ésta" las cosas no terminarán nada bien.

Alisa ríe levemente.

-Realmente eres patética, Scarlett. Me robas al chico, tú, que al lado mío no eres nada, haciéndome quedar como una ridícula frente a todo el colegio - las palabras salen como veneno de su boca y sus ojos, que ahora están rojos y vidriosos por culpa del alcohol, me miran fríamente.

No puedo evitar reír sarcásticamente, y niego con la cabeza divertida. Si supiera que la patética es ella por estar montando un drama a costas de nada. Mañana va a arrepentirse de esto.

-Por Dios, Alisa. Yo no te robé a nadie. Estás loca si crees que Aid...

-Y encima tienes el descaro de presentarte en mi casa, reírte en mi cara y llamarme loca- me interrumpe, todavía manteniendo la cordura, lo cual me parece increíble teniendo en cuenta que a kilómetros de distancia se puede ver que está furiosa-. Largo de aquí. Ahora.

Zack da un paso hacia nosotras e intenta tomarme del brazo, pero yo soy lo suficientemente rápida como para alejarme antes de que eso suceda. No necesito ninguna niñera que me cuide las espaldas; ya no.

-No pienso discutir contigo, Alisa, menos por esta tontería. Y no me puedes obligar a irme; no es tu fiesta, así que puedes darte la vuelta e irte por donde has venido - touché.

La ira que se desprende de sus ojos se intensifica y da un paso hacia mí de forma amenazante; en otro momento de mi vida me hubiera echado atrás, pero ya no me asusta, así que mantengo firme mi postura.

-No será mi fiesta, pero te recuerdo que esta es mi casa, Adams, y bajo este techo mando yo.

-Alisa, no es necesario que montes uno de tus espectáculos ahora- se entromete Zack, hablando a mis espaldas.

Su fino rostro se tensa y puedo ver que aprieta con fuerza los dientes, como si se estuviera conteniendo para no terminar gritándonos a todos. Se nota que va borracha, como todos los que estamos aquí, incluso un poco más, y sé que provocarla no es la mejor opción, pero estoy hasta la coronilla de que me trate como a un trapo sucio.

-De acuerdo- nos dice, y sonríe; una sonrisa hipócrita que no me convence de nada-. Si no piensas irte por tu cuenta, no me dejas opción, cariño.- Esta vez se dirige a mí, y levanta el vaso que tiene en la mano a la altura de sus ojos, que enseguida vuelven a mirarme fríamente, cambiando por completo la expresión en su rostro.

Hasta el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora