Capítulo 6

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-Oh, oh. Alguien no ha dormido muy bien anoche- comenta As, empujando juguetonamente su hombro con el de Rose.

De repente un trueno se hace oír por todo el estacionamiento del instituto y, antes de que la lluvia nos alcance, las tres aceleramos nuestro paso hacia el edificio.

El clima en Wimbledon sólo parece empeorar a medida que pasan los días, y va perfectamente de la mano con el rumbo que está comenzando a tomar mi vida con relación a Aiden y todo su maldito grupo de amigos.

-Muy bien. Has acertado- le contesto a As con la voz cargada de cansancio, mientras nos abrimos paso por el pasillo. Hoy la gente parece más alterada de lo normal y hay un bullicio espantoso-. He dormido muy poco- les digo, al mismo tiempo en que un bostezo amaga con salir de mi boca.

Ni el alboroto que hay a mi alrededor consigue despabilarme.

- ¿Qué pasó? - pregunta Rose con curiosidad, enganchando su brazo con el mío.

Tanto Astrid como yo podríamos estar muriendo por dentro, pero con una enorme sonrisa en la cara, que ella de todas formas se daría cuenta que hay algo mal con nosotras.

-Anoche, Aiden y su padre fueron a cenar a mi casa.

Hago una mueca al insertar la pequeña llave en la cerradura de mi casillero y, mientras espero la reacción de mis amigas, tiro de ella con fuerza. Espero que hoy no me obligues a arrancarte, maldita puerta; no estoy de humor.

- ¿Aiden? ¿Aiden Hamilton? - pregunta As a mis espaldas.

-El mismo- le respondo, sacando los libros de Inglés y cerrando la puerta de metal con fuerza. Logro quitar la llave sin problema, y la guardo en mi mochila. Suelto un suspiro y me enfrento a los rostros de mis amigas, que me miran azoradas.

-Sí, así de sorprendida estaba yo cuando lo vi del otro lado de la puerta.- Me aferro a los libros, sujetándolos con fuerza contra mi pecho, y me abro paso entre la gente. As y Rose me siguen.

-Pero... ¿qué? ¿Cómo? - Rose empieza a hacer preguntas, pero los recuerdos de la noche anterior me nublan la mente y siento el enojo apoderarse de mí otra vez.

-El muy hipócrita fingió ser amigos durante toda la noche, como si eso tuviera alguna gracia, y al final logró hacer que discutiera con mi padre- suelto molesta, ignorando el interrogatorio que había comenzado Rose.

-La verdad es que no me sorprendería que ahora quisiera hacer amistades contigo después de haberte visto en...- Acribillo a Astrid con la mirada antes de que pueda seguir hablando, y Rose suelta una carcajada. La rubia sacude la cabeza al ver mi expresión, y se aclara la garganta-. Quise decir, ¡que imbécil!

-Me avergonzó toda la maldita noche, y en la cena me ha hecho estallar; esta vez se ha pasado de la raya. Puedo dejar que me humille, pero no frente a su padre, y menos frente al mío.

-Pero, ¿qué ha hecho esta vez exactamente? Estás demasiado cabreada para mi gusto, hasta para tratarse de Aiden.

Ruedo los ojos al recordar la escena y su patético grado de inmadurez al haber decidido contar lo que contó en la cena.

-Les dijo que yo no había logrado quedar en el grupo de baile por haber vomitado en la audición, y yo le respondí que al menos eso me había dado la oportunidad de no haber terminado caminando por los pasillos como una zorra, al igual que Alisa.- Mis amigas ríen y mi cuerpo se relaja; estaba demasiado tensa. Pero, es que, como para no estarlo.

Tal vez no fue tan grave lo que hizo, pero en ese momento me tocó una fibra sensible y es la de haberme humillado en mi propia casa, mi lugar seguro. Además que fue la gota que rebalsó el vaso porque tuve que soportarlo más tiempo de lo que acostumbro, y claro, soy humana y tengo límites, aunque a veces cuando se trata de Aiden se desdibujan un poco.

Hasta el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora