ᴥ Luciano D'Amico:
Giordana estaba junto a mí llorando hace más de una hora desde que llegué.
Me contenía por dentro para no ceder junto a ella, quería hacerme el fuerte. Ni siquiera le había podido contar con detalles lo que me sucedió, solo le expliqué que no se preocupara, que me encontraba bien...
Unas llaves se escucharon abriendo la puerta de casa, era Milán para mi sorpresa. Se supone que debería estar trabajando, no entendía por qué estaba en casa.
Corrió hacia mí con entusiasmo y como si fuera poco, también comenzó a llorar.
Me preocupé de inmediato al verla en casa, no quería pensar que se enteró de lo sucedido y se marchó del trabajo solo para verme.
Que abandonó su puesto.
Antes de decirle algo esta me preguntó si me encontraba bien llena de lágrimas en sus ojos.
—Lo estoy, cariño, no te preocupes... —dije acariciando su cabeza con la mano con la que no sostenía el hielo—. ¿Qué haces aquí Milán? —Me puse un poco más serio.
—El señor Caputo... me dio permiso para venir a verte, me contó de lo sucedido...
Se giró para ver a su madre y darle también un abrazo fraternal.
—¿Permiso? —indagué preocupado.
No sabía si el señor Caputo le contó la verdad a Milán o le inventó alguna historia para despistarla.
No tenía ningún tipo de confianza con él, no sabía qué me podía esperar, solo pensé en contar mi versión y contar en que nada malo pasaría...
—Así es, me dijo que tuviste un problema en la fábrica con...
—Una de las máquinas —interrumpí— Estaba arreglando una de ellas, se atascó el motor y tuve que introducir mi cabeza casi dentro —Las miré a ambas con detenimiento—. Hubo un accidente desde la conexión que hizo que se activaran las palancas y poleas interiores. Me dieron en la cara varias veces...
—Sí... justo eso dijo el señor Caputo —añadió Milán con serenidad.
Por suerte no sabía nada de lo ocurrido, al parecer la mentira que le pedí a mis compañeros que dijeran había salido de maravilla, y me sentí agradecido con el señor Caputo por haberla continuado para no alarmar a mi familia.
Aunque el señor Caputo parecía un ogro muchas veces, era un buen hombre. Me lo estaba demostrando.
Además de permitirle a mi hija venir hasta aquí par verme dándole el día libre. Muy pocos jefes estarían dispuestos a hacer eso.
En verdad le importaba mi salud y la de mi familia.
—Me alegra que te permitiera venir hasta aquí... No me esperaba que fuese tan servicial siendo sincero —Jadeé un poco para acomodarme con dolor en la silla—. Pero te dije que a pesar de todo era una buena persona.
Milán guardó un poco de silencio, pero asintió con la cabeza un tanto insegura de lo que decía...
Giordana permanecía mirándonos con cara de enamoramiento. Le conmovía vernos a todos juntos unidos.
A mí también.
—Creo que los perros del vecino otra vez están haciendo de las suyas... —dijo mi mujer de repente.
—¿Pasa algo cariño? —pregunté.
—Huele un poco a orina desde hace varios minutos —Se levantó para observar por la ventana.
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AMORE.
Romance¿Te has preguntado alguna vez qué pasaría si descubrieras que no viniste en soledad a esta vida? Si te enteraras que tu destino se entrelaza con alguien más, pero justo, es con alguien que hasta ahora pensabas no existía, al menos no en la vida real...