Capítulo XV: Conexiones y mamadas

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ᴥ Mario Bonucci:

Salí del hospital con Boris siguiéndome el paso. Teníamos un trato con Luciano. Nunca pensé que un hombre de su calaña pudiera serme útil para mis negocios, pero fue error mío no haber investigado antes quien era él y donde trabajaba.

Caputo era un hombre poderoso, sin duda alguna; en la ciudad al menos corría con mucho prestigio y me advirtieron desde que empecé a progresar con mis establecimientos de no meterme demasiado en sus asuntos, se me advirtió que tuviera mucho cuidado, porque se sospechaba o algunos sabían que el señor Caputo tenía vínculos con mafia.

Siempre respeté esto, me mantenía muy al margen para no correr peligro, pero desde hace un tiempo mi visión cambió y necesitaba expandirme.

Más establecimientos, más poder, más dinero.

No podía hacerlo solo tampoco, estaba esperando la oportunidad de llegar a tener cierto respeto e influencia para poder ser una contraparte de Caputo, para poder hacerle frente y poder superarlo.

El plan era muy sencillo, si la policía lo atrapaba, todos sus negocios serían cerrados o puestos en revisión, por lo que se devaluarían de inmediato y pasarían a estar a manos del estado; y en ese instante, cuando pasaran a ser de "nadie" yo iba a comprarlos TODOS.

Necesitaba, sin embargo, una ayuda exterior, necesitaba de algún peso pesado detrás que me respaldara. No solo con dinero, sino con prestigio. Si por alguna razón descubrían quién fue el que delató a Caputo y llegaban a enterarse que fui yo, no quería tener a toda una banda mafiosa detrás mío, pero si estaba aliado con otra persona influyente y de poder; con tanto poder como para dar miedo, entonces las represiones de dañarme a mí ya no iban a ser tan factibles para la mafia, porque se las tendrían que ver con él.

Indagué por mucho tiempo buscando a alguien así, alguien poderoso y millonario, alguien que tuviera el dinero para comprar lo que quisiera, pero que también poseyera aliados en la policía y, sobre todo, aliados en el mundo criminal, sin ser un mafioso directamente.

Tuve contacto con algunas personas por toda Italia que pudieran darme ese apoyo, busqué por varios meses, pero no daba con el personaje ideal, hasta ahora.

Si el señor Caputo caía, era una mina de oro la cantidad de establecimientos que estarían disponibles; sería un enorme negocio aliarse conmigo, ya que mi socio recibiría gran parte de las propiedades del señor Caputo a muy bajo precio. Él tendría más poder al igual que yo, se haría mucho más rico siendo mi socio, pero lo que yo más deseaba era tener el apellido Bonucci en boca de todos en esta ciudad.

Que cada sitio al que visitaran estuviera debajo de mi nombre, y todos los que fueran de otros dueños, los compraría.

Todo iba a ser mío.

Encendí mi vehículo con Boris al lado.

—¿Alistaste ya tus cosas? —Comencé a salir del estacionamiento del hospital.

—Sí papá —habló con un tono bajo—. Todo está en las maletas.

—Perfecto, salimos esta noche.

—¿No era mañana el viaje? Eso fue lo que dijiste...

—Y ahora estoy diciendo otra cosa —Aceleré el auto una vez salí del lugar—. Esta reunión es importante, quiero llegar antes para afianzar la zona.

—Comprendo, no hay problema, todo está empacado ya... —Miró por la ventana lateral—. ¿Cuánto tardaremos papá?

—¿Todavía te preocupas por eso? ¿A qué le temes? —increpé—. ¿Temes a no ver a esa niña?

AMORE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora