LET'S GO FOR FLUFFY

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CAPITULO 14

VAMOS POR FLUFFY

Después de la cena, los cuatro se sentaron en la sala común. Nadie los molestó, pues ninguno de los Gryffindor hablaba con Harry o Cami.

Hermione revisaba sus apuntes, encontrando encantamientos que podrían ser útiles. Ron no pensaba mucho.

Cami y Harry estaban en un pequeño sillón. Como siempre, ella recargaba su cabeza en su hombro, pero esta vez, él la abrazaba.

Poco a poco, la sala común se fue vaciando.

—Será mejor que vayas a buscar la capa— murmuró Ron viendo a Lee Jordán bostezando de camino a los dormitorios. Harry se separó de Cami y corrió escaleras arriba.

Regresó a la sala común.

—Mejor pongámonos la capa aquí, para asegurarnos que nos cubra a los cuatro —dijo Harry.

—¿Qué van a hacer? —dijo una voz desde el rincón. Los cuatro se sobresaltaron. Era Neville. Junto a su sapo Trevor.

—Nada Nev... —trató de calmarlo Cami mientras Harry escondía la capa.

—Van a salir de nuevo —afirmó.

—No, no, no —aseguró Hermione—. No, no haremos nada. ¿Por qué no te vas a la cama, Neville?

—No pueden irse —insistió Neville— Los volverán a atrapar. Gryffindor tendrá más problemas.

—Tu no lo entiendes— terció Harry, desesperado— esto es importante.

—¡No dejaré que lo hagan! —exclamó corriendo hacia el retrato—. Voy a... ¡Pelearé con ustedes!

—Nev, por favor, esto es muy importante ¿por favor? —la voz dulce que Cami usó, lo hizo dudar, sonrojarse y sonreír avergonzado. Harry sintió algo de molestia. que digo algo.... Muuuucha molestia.

—¡Neville! —estalló Ron—. ¡Apártate de ese agujero y no seas idiota!

—¡No me llames idiota! —dijo Neville—. ¡No me parece bien que sigan faltando a las reglas! ¡Y tú fuiste el que me dijo que hiciera frente a la gente!

—Sí, pero no a nosotros —dijo irritado Ron—. Neville, no sabes lo que estás haciendo.

Cami se volvió hacia Hermione, desesperada. Hermione dio un paso adelante.

—Lo siento mucho, Neville— levantó su varita.

Petrificus Totalus!! —exclamó.

Los brazos de Neville se pegaron a su cuerpo. Sus piernas se juntaron. Todo el cuerpo se le puso rígido, se balanceó rígido como un tronco.

Cami corrió a ver como estaba, sintiéndose un poco culpable, pero era necesario. Salieron del retrato, sobresaltándose ante cada sombra o ruido.

Al pie de la primera escalera, divisaron a la Señora Norris.

—Oh, vamos a darle una patada, sólo una vez —murmuró Ron en el oído de Harry, que negó con la cabeza. Mientras pasaban con cuidado al lado de la gata, ésta volvió la cabeza con sus ojos como linternas, pero no los vio.

No se encontraron con nadie más hasta que encontraron a Peeves. Harry hizo una muy buena imitación del Barón Sanguinario, que le arrancó una sonrisa orgullosa a Cami.

Unos pocos segundos más tarde estaban allí, en el pasillo del tercer piso. La puerta ya estaba entreabierta.

—Bueno, ya lo ven —dijo Harry con calma—. Snape ya ha pasado ante Fluffy.

—Si quieren regresar, no se lo reprocharé —dijo Harry—. Pueden llevarse la capa, no la voy a necesitar.

—No seas estúpido —dijo Ron.

—Vamos contigo —dijo Hermione.

Pase lo que pase estaremos contigo —sentenció la pelirroja. Harry la admiró por unos segundos, pero terminó asintiendo. Empujó la puerta.

—¿Qué tiene en los pies? —susurró Hermione.

—Parece un arpa —dijo Ron—. Snape debe de haberla dejado ahí.

—Debe despertarse en el momento en que se deja de tocar —dijo Harry—. Bueno, empecemos...

—¡Yo voy a tocar! ¿James? —suplicó Cami mirando a Harry.

—Lis... —No quería que ella se quedara a lo último. Cami utilizó su último recurso. Harry no le podía decir que no a esos ojos. Suspiró.

—De acuerdo... —le extendió la flauta y ella la tomó, comenzando a tocar. Desde la primera nota los ojos de la bestia comenzaron a cerrarse, se balanceó, cayó de rodillas y luego se derrumbó en el suelo, profundamente dormido.

—Sigue tocando —advirtió Ron a Cami, mientras salía de la capa y se arrastraba hasta la trampilla. Podía sentir la respiración caliente y olorosa del perro, mientras se aproximaba a las gigantescas cabezas.

—Creo que podemos abrir la trampilla —dijo Ron, espiando por encima del lomo del perro—. ¿Quieres ir delante, Hermione?

—¡No, no quiero!

—Muy bien. —Ron apretó los dientes y anduvo con cuidado sobre las patas del perro. Se inclinó y tiró de la argolla de la trampilla, que se levantó y abrió.

—Iré yo primero —anunció Harry. Se acercó a Cami, quien seguía tocando. Dudando de lo que podría sucederle al bajar por la trampilla, se acercó aún más y depositó un beso en la frente a la pelirroja.

—Ten mucho cuidado —le susurró a ella, quien asintió. Se acercó a la trampilla y se descolgó, quedando suspendido por los dedos, cuando finalmente se soltó.

𝐂𝐀𝐌𝐈𝐋𝐋𝐄 𝐘 𝐋𝐀 𝐏𝐈𝐄𝐃𝐑𝐀 𝐅𝐈𝐋𝐎𝐒𝐎𝐅𝐀𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora