25. TÚ

2.4K 387 140
                                    


Sé que te dije adiós, pero no puedo dejarte ir, no todavía.

Quizá mamá estaría decepcionada por mi egoísmo, sé que tú lo entenderás.

Aún me cuesta asimilar lo que sucedió anoche, mi cabeza no para de girar en un intento de entender cómo fue que llegamos a ese punto; lo que debía ser un homenaje para ti, se convirtió en una atroz cacería, en un recordatorio de que la justicia la alcanza quien puede y no quien quiere. Cuando menos lo pensé, tenía a dos policías sobre mí, incluso uno me golpeó, de no ser porque Gonzalo me defendió, no sé cómo hubiera terminado.

Nunca vi a papá tan enojado, Joel, esta mañana lo he escuchado maldecir hasta que su garganta se secó y ya no pudo hablar más. Y lo entiendo, la sangre también me hirvió cuando vi el labio partido de Sarah y los moretones en el cuerpo de tu madre, perdón por no haberla defendido, por no cuidarla lo suficiente, todo sucedió demasiado rápido.

Y el día no ha terminado, ahora nos dirigimos a la fiscalía para denunciar la violencia a la que fuimos sometidos sin motivo alguno, bueno, sí que hay un motivo y uno muy poderoso: No nos vamos a callar, pero ellos harán lo que sea necesario para silenciarnos, ayer nos lo dejaron claro.

Yo no podía entenderlo hasta que lo oí salir de la boca de Gonzalo, y es que todo cambió en cuanto tu cerebro ya no quiso luchar más y tu madre decidió que fueses libre por completo. Las implicaciones de esa decisión nos han hecho implacables, a ellos y a nosotros. Lograr que los vinculen a proceso significaría el primer paso hacia una vida tras las rejas por el resto de sus días. «Homicidio doloso», dijo Gonzalo cuando estábamos detenidos y fue el momento en el que lo comprendimos, ellos te asesinaron con dolo, Joel, y tienen que pagar por ello.

Vislumbramos del todo su estrategia cuando en la mañana encendimos la televisión y vimos como un canal local descalificaba nuestra manifestación y nos acusaba de violentos; ellos infiltraron un grupo de choque que se encargó de generar caos, no solo hicieron que la agresión física contra nosotros explotara, sino que también causaron destrozos para polarizar la opinión de las personas: rompieron vidrios de negocios locales, pintaron paredes e incluso algunos agredieron policías. ¿Cómo no lo vimos venir? ¿Por qué fuimos tan ingenuos? ¡Ellos te arrebataron la vida! Nadie me lo contó, no es algo que me esté inventando, ¡lo vi con mis propios ojos! Y no logro entenderlos, Joel, después de todo el daño que te hicieron, que nos hicieron, ¿por qué no se detienen? ¿Qué demonios tienen en la cabeza? ¿Qué es lo que los ha corrompido de esta forma?

Sé que te dije que no podía prometerte nada en absoluto, sin embargo, me es imposible ser indiferente ante esto, la forma en que me tiemblan las manos, la forma en la que la sangre me quema, la forma en la que late mi corazón, no me dejarán estar tranquilo, no podré estar en paz si no hago algo; lo haré por ti, porque te lo debo.

Gonzalo y el Chango han convocado a personas de nuevo y somos casi quinientos quienes estamos aquí, la mayoría son personas que el día de ayer fueron testigos de la violencia de la que fuimos víctimas. Camilo y Paulina protestan una vez más a nuestro lado, ambos me saludan y me dan un abrazo.

—Eres muy valiente por estar aquí —dice Paulina y me sonríe.

—Se lo debo a él —le respondo.

Y entonces tenemos nuestra primera victoria.

Varios medios llegan hasta la entrada de la fiscalía, aunque no tengamos el poder sobre medios tan masivos como la televisión, las redes si las podemos hacer nuestras: los conocidos del Chango nos han ayudado a difundir vídeos de lo que en verdad sucedió, el cómo varios policías arremetieron contra nosotros de forma arbitraria; se nos da voz y luchamos, Joel, luchamos por ti y porque nadie manche tu nombre.

Tú, yo, anarquíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora