Joel sonreía y luego giraba sin soltarme la mano, movía sus hombros y sus piernas y sus brazos al ritmo de la música, yo lo seguía en ritmo, en complicidad; parecía que solo éramos él y yo: él y el rubor de sus cachetes, su camisa desabotonada hasta la mitad y el rotito de supantalón por encima de la rodilla, seduciéndome. Y yo con la cabeza ladeada y mi sonrisa tonta y mi cabello revolucionado por culpa de sus dedos y mi tenis con las huellas de su torpeza y su entusiasmo. Solo éramos eso, no éramos nadamás que eso; él, yo; nosotros; todo y luego nada. La vida se detuvo por un instante, el lugar quedó en silencio y luego otra vez volvió su bullicio. De repente todo se movió de una forma extraña, y el mundo entero se convirtió en otra cosa: ¿por qué nadie se dio cuenta? Nadie hizo nada, sólo yo, y ahora solo somos recuerdos. Solo eso.
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Tú, yo, anarquía
Dla nastolatkówDarío está decidido a conseguir justicia para su novio Joel, sin imaginar que, en su lucha, encontrará un aliado en el novio de su hermana, y tal vez algo más. *** La noche del 23 de marzo, en su cumpleaños dieciocho, a Darío le toca afrontar uno de...
