20. YO

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«Te prometo anarquía».

Gonzalo me había susurrado esas palabras hace más de un mes, en aquella marcha que hicimos el día del cumpleaños de Joel y un día antes de que se realizara la audiencia de vinculación a proceso en la que los agresores de mi novio salieran impunes.

Ahora, Gonzalo está sentado en un sillón en el rincón, fuma, dejar de hacerlo es una promesa que no ha podido cumplir, está retraído, nunca habla demasiado, sin embargo, esta vez, no se esfuerza ni un poco porque su ensimismamiento pace desapercibido. Desde la posición en la que me encuentro puedo observarlo a detalle: la cicatriz debajo de su ojo izquierdo parece brillar por la luz que se filtra por la ventana ubicada unos cuantos centímetros por encima de él; hoy no viste de negro y parece otro Gonzalo, lleva unos jeans azules, deslavados y rotos, botas cafés y una camisa blanca que hace que su piel morena resalte.

Estamos en la casa del Chango, sentados en la alfombra de su sala, lo tengo frente a mí, Sofía y Lupita a mis costados. Sofía ríe a carcajadas, Lupita casi se ha quedado sin risa, está tirada en el suelo y se agarra la panza, sufre un ataque de esos que no se pueden controlar, logro escuchar que otra risa se le escapa y varias lágrimas también, hacía tanto tiempo que no veía a alguien reírse de esta forma. El Chango ha apostado con ambas que se graduara en diciembre como todos los demás, ni siquiera Gonzalo es tan optimista. Ha apostado su cabellera, Sofía y Lupita lo han visualizado pelón y así comenzaron las risas.

Sarah también está presente, desde el sillón opuesto al que se encuentra Gonzalo, mi hermana bebé una cerveza al tiempo que plática con su amiga Karina. Joel ha hecho que nos reunamos, planeamos la que será la segunda marcha en su honor; no he hablado con mamá ni con papá, lo cual es muy extraño, pareciera que me evitan, deben seguir molestos porque llevé a Gonzalo a la casa, lo cual es más extraño aún, ambos están rompiendo su pacto de hablar las cosas de frente. Sarah me ha dicho que hoy por la noche hablará con ellos, fue por el abogado que lleva el caso de Joel que nos enteramos de que el proceso de apelación va viento en popa, es el momento en que más presión debemos ejercer, por eso la segunda marcha.

—Me encantaría marchar también —me dice Sofía, aprovecha que Lupita y el Chango están en medio de una discusión.

—Lo sé, pero ya haces demasiado, Sofía, estoy muy agradecido —le respondo.

El por qué Sofía no puede estar en la marcha, es evidente: su relación con Ramiro avanza cada día, cada vez que nos vemos tiene que ser sumamente cuidadosa y, a partir de este día, se han acabado nuestras reuniones públicas con ella, Gonzalo así lo ha dejado claro y todos hemos estado de acuerdo, no es momento de dejar cabos sueltos.

Gonzalo termina de fumar su tercer cigarro desde que llegamos, he estado contándole los cigarros, no puedo evitarlo. Se pone de pie y se sienta a mi lado, con una seña invita a Sarah y a Karina a unirse al círculo que hemos formado en el suelo. Cuando el Chango le ofrece otra cerveza a mi hermana, ella niega, yo tampoco me he bebido ni una sola, ambos prometimos autocontrol y mesura, estar siempre en nuestros cinco sentidos, no es momento para imprecisiones.

—Por lo que nos dijo el abogado —toma la palabra Gonzalo—, en exactamente una semana debe haber una resolución sobre la apelación. La marcha tiene que hacerse el miércoles, así todo estará fresco para el siguiente viernes, tenemos cuatro días para movilizar gente y hacer que esta segunda marcha sea más multitudinaria que la primera.

—Joel era un aspirante a ingresar a la Universidad de Guadalajara —dice Sarah—, seguro que todos los grupos, comunidad estudiantil y varios catedráticos se podrían unir.

—Cuenten con eso —afirma el Chango.

—También tenemos a cinco asociaciones LGBT+ que se nos unirán —informa Gonzalo—, y estoy seguro de que cuando el caso se haga viral, se unirán muchas más. Tenemos que hacer que esto sobrepase lo estatal y, de ser posible, llegué hasta lo internacional. Ya varios miembros de esas asociaciones me ayudan con eso.

Tú, yo, anarquíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora